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El día que recibí un millón de euros de Mark Zuckerberg



Exactamente 1,253,787 € fue lo que, el "genio, filántropo y director ejecutivo de Facebook" decidió donarme. No está mal, teniendo en cuenta que no me conoce de nada, que nunca hemos intercambiado ningún correo y que, incluso, me fui de su red social y borré mi perfil tras pedirme mi DNI (¿mi documento de identidad una página web? ¿Para qué lo necesitan? Obviamente, para traficar con mis datos, así que me largué).

Puede parecer mucho, pero para la fortuna estimada de más de 100 billones de dólares (sí, leíste bien, 100 billones), y doce millones que valen los datos personales que va recabando en sus redes sociales (no solo Facebook, también Whatsapp), pues un millón de euros es una migaja. Es como si a ti te piden donar 5 céntimos. Vamos, una auténtica birria y, quizá por eso, no le molesta andar regalándolos desinteresadamente.

Las argucias de los reproductores de Atresmedia y su Atresplayer


Desde la aparición de los canales de pago y sectorizados por regiones, la televisión dejó de ser lo que era. La mayoría de sus programas, encaminados a entontecer al público y a servir basura y llenar la mente de los televidentes de morbo y porquería, son auténticas pocilgas de degradación y depravación. La televisión se ha convertido, a rasgos generales, en tugurios demoníacos donde lo peor del género humano campa a sus anchas para consumo y degustación de los más incautos y obscenos ciudadanos.

Los canales de televisión se han convertido en los aquelarres modernos.

Por qué no deberías abrir una cuenta en Payoneer



La firma con el anodino nombre de "First Century Bank" tenía un servicio bastante atractivo denominado Payoneer, que actuaba como un banco online desde los Estados Unidos. Desde hace años utilizaba una cuenta en ese sitio, la abrí porque Amazon no trabajaba con PayPal y, tiempo después, la dejé abierta sin más. Tenían cosas interesantes, presumían de ofrecerte una tarjeta de crédito gratuita (MasterCard), y una cuota de mantenimiento muy competitiva e interesante, mucho más que los bancos tradicionales o "físicos". Claro que no era oro todo lo que relucía, de algo sacaban los beneficios, y eran precisamente de las altísimas comisiones que te metían, no solo al utilizar la tarjeta de crédito, sino con cualquier operación bancaria de pago, imposición o tipo de operación, ellos se quedaban con un porcentaje altísimo de la cantidad que movieras. Si como yo, movías muy poco dinero durante el año (antes lo usaba para renovar los dominios), te compensaba. De lo contrario, pues no.

Todo iba bien hasta que, a principios de este año me pidieron una serie de documentos porque, al parecer, la ley europea les obligaba. Se los envié, y tan contentos. Hará cuestión de un par de meses, los de Payoneer se ponen de nuevo en contacto conmigo. Por diversas razones (supongo que por cuestiones de beneficios) les compensa abrir un banco o filial europea, y lo hacen, cómo no, en Irlanda, con el fin de pagar los menos impuestos posible. Allí trasladan sus operaciones, y escudándose ahora en el Brexit, me piden más datos personales, fotocopias, y una serie de documentos que, la verdad, ni me apetece darles. Como opción, si no quieres hacerlo te daban la oportunidad de cerrar tu cuenta. Y ahí empieza mi osadía y los quebraderos de cabeza.

Hay gasas normales, otras no tanto, y luego están las ridículas gasas del Mercadona



Gasas y "gasas".

Anteayer fui a hacerme unas curas a la enfermería y, para salir del paso, la enfermera me facilitó unos blísters con gasas para que los llevara.

Son unos blísters fabricados por Tegosa Médica S. L., en Toledo, y adquiridos por la Seguridad Social, supongo que en el marco de su servicio centralizado de compras. En cada blíster o bolsita te vienen tres gasas, dobladas, de malla 2 y con 8 capas.

Ayer, ya a punto de acabarse las gasas que me dieron en el servicio de enfermería, decido coger una de las cajas de gasas que venden en Mercadona. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, al abrir la caja, me encuentro con varios blísteres que "simulan" ser bolsitas muy "profesionales" y de buen acabado, pero que en realidad ocultan unas gasas minúsculas.

Productos hechos y pensados para caducar


En 1976 Peugeot tenía un coche que era un pequeño desastre. Fueron los responsables de la creación de los motores de tan mal recuerdo que compartían aceite del cárter para motor y caja de cambios, ensuciando ambos y a la larga destruyendo el motor. Incluso llegaron a "colárselo" a Renault, que lo montó en algunos de sus R14. Por aquel entonces SIMCA fabricaba su irrompible motor 315. No pasaron muchos años, y Peugeot acabaría adueñándose de SIMCA por el módico y testimonial precio de un dólar. ¿Por qué ocurrió aquello? Habría que remontarse unos cuantos años para descubrirlo.

Cuando la multinacional DuPont lanzó sus medias de nylon se dieron cuenta pronto que el producto era muy poco beneficioso para ellos. Ciertamente las clientas estaban muy contentas con ellas, sobre todo porque no se rompían y duraban años. Así que decidieron cambiar la fórmula para que las medias fuesen lo que son hoy en día: una prenda de corta vida.