Hoy en algunas comunidades españolas se han celebrado los exámenes de acceso a los ciclos formativos, la antigua Formación Profesional. He tenido ocasión de hablar con algunas de las personas que han ido a examinarse, y coinciden en la dureza del examen. Lo mismo ocurre con las pruebas para poder obtener el título de Graduado en Secundaria, sé de personas que llevan casi una década tratando de sacarse ese examen, incluso gente inmigrante que, en sus países, han logrado obtener títulos universitarios de notable categoría, cuando llegan a España ni siquiera pueden obtener el título de Secundaria. ¿Cómo, pues, puede ser esto posible?
Una de las explicaciones las podemos encontrar en el discurso de investidura del ex-Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que tuvo lugar cuando logró la presidencia en el año 2011. Allí, el líder de los populares abogaba por lo que él llamaba "la política del esfuerzo", en donde, según sus palabras, se premiaría a las personas más inteligentes, apartando del mercado a las que menos oportunidades tuvieran o/y, menos recursos para estudiar (o fueran menos inteligentes). Esa política ya había empezado hacía muchos años atrás, pero lo que persigue en el fondo es muy más llamativo, grave y dantesco aún, que esa "política del esfuerzo", y para entenderlo tenemos que irnos muchos, muchos años atrás.
Antes de la Ley General de Educación, promulgada en 1970 y que dio origen a la conocida como E.G.B. o Educación General Básica, en España se estudiaba una enseñanza básica fundamental hasta los 11 años. A partir de ahí, el estudiante que pudiera (recalco el término "que pudiera") pasaba al Instituto para estudiar bachillerato, que consistía en dos cursos, antes de poder acceder a la universidad. El problema es que institutos de bachilleratos públicos había muy pocos, y muy pocos estudiantes acudían a ellos, la mayoría que quería estudiar con el fin de sacarse una carrera debía hacerlo en colegios privados, principalmente religiosos.
¿Y el resto de la gente? Quienes acababan sus estudios con 11 años no entraban en ninguna Formación Profesional (no existía), sino que pasaban directamente al mundo laboral, entrando en las escuelas de formación de las empresas o, en otros casos, como aprendices. Así, comenzaban a trabajar ganando un sueldo y, además, se formaban técnicamente para desempeñar su labor.
Esto hoy no existe. El mercado laboral actual no permite absorber esa cantidad de personal. Hace unos años me contaba un señor cómo, en su empresa cuando era joven, había tenido un encontronazo con su jefe, la dejó, y por la tarde había encontrado trabajo en otro sitio, aquél mismo día. Y me decía: "dejabas un sitio, y al día siguiente encontrabas trabajo en otro sin ningún problema". Esto, que parece irreal y que hoy sería algo impensable, era lo más habitual en aquellos años. Se necesitaban trabajadores, así que la formación corría a cargo de la empresa, quienes les pagaban a los aprendices - poco dinero, pero algo era - desde el primer día.
En la actualidad ocurre todo lo contrario: abundan los cursos y la formación, pero escasea el trabajo. ¿Cómo mantener a todos esos aspirantes a trabajadores, lejos del mercado laboral saturado, el mayor tiempo posible? Haciendo muy complicada la oferta formativa. En el antiguo INEM (hoy SEPE), en academias, en centros e institutos de Grado Medio y Superior, para cualquier profesión te exigen años de estudio y exámenes complicadísimos. Mi título de programador fue un año, unos años después lo cambiaron y en la actualidad el equivalente al que yo conseguí supone estudiar durante tres, lo mismo ocurre con algunos otros de los estudios que inicié, como enfermería, administrativo, etc. Para más complicación, se ofertan títulos de Certificados de Profesionalidad que te obligan a hacer prácticas que nunca son remuneradas, en donde no pocas empresas - conozco unas cuantas - viven buena parte del año de esos estudiantes, ahorrándose un buen dinero. Todo ese sistema se sustenta sobre academias privadas y centros públicos que reciben multimillonarias subvenciones de la Unión Europea (en concreto del llamado Fondo Social Europeo), un sistema que quedó en evidencia con casos como los que todos conocemos de los cursos en la UGT y demás organizaciones, en donde desviaban dinero público inscribiendo a alumnos "fantasma" para que hicieran esos cursos. De manera que tienen que hacer cursos sí o sí, a todo pringadillo, quieran o no sus alumnos, y aunque sean de una materia que no les interese o a la que nunca vayan a dedicarse laboralmente. Da lo mismo, la cuestión es que hagan cursos.
Esta es una estrategia muy bien pensada por los responsables educativos, que ven que el mercado laboral apenas se mueve, hay muy poca oferta y está sobresaturado. Imaginaos que se le diera títulos y certificaciones a todas esas personas que quieren formación para poder competir en el mercado laboral, sería alarmante. De manera que desde las instituciones y organizaciones de la Administración Pública encargadas de la educación prefieren complicar lo más posible el acceso a titulaciones, con el fin de que, cuando alguien quiera entrar al mercado laboral, no pueda hacerlo por falta de formación, y le desvíen a seguir haciendo más cursos y estudiar durante años, unos años en que verá cada vez más complicado aprobar, porque cada vez se lo tratarán de impedir más.
Si fuera como antiguamente, en donde el profesional se formaba en la propia empresa, empezaba como aprendiz e iba escalando puestos según iba obteniendo mejores notas y más titulaciones, la propia compañía se encargaría de que esa persona fuera competitiva. Pero como esto no es posible, estamos en una situación similar a la pescadilla que se muerde la cola: las compañías, cada vez más grandes y más exigentes, piden personal muy cualificado; el mundo formativo, cada vez más dependiente de subvenciones y de una larga lista de titulaciones (ahí tenemos la interminable lista de profesiones que se ofertan en los Certificados de Profesionalidad o en los Módulos medios y superiores), tratan de retener el mayor tiempo posible a los estudiantes, con el fin de que no pasen al mercado laboral que es apenas competitivo y con muy poco movimiento.
Si te preguntas por qué tardas tantos años en sacarte un título para poder trabajar, que antes con la Formación Profesional, o mucho antes con el sistema de aprendices, te sacabas en unos pocos meses, ya sabes la respuesta. Lo más hilarante es que al joven, mientras estaba de aprendiz, se le pagaba, y ahora además de trabajar meses con unas supuestas "prácticas" que, en realidad, ocultan una explotación simple y llanamente (muchos de los que estudian Certificados de Profesionalidad hacen sus prácticas en tareas que no tienen nada que ver con el trabajo que aspiran a desempeñar en su certificado) para beneficio de empresarios, patronales, y también en donde se benefician las Administraciones Públicas, pues así retrasan potenciales inscritos en la lista del paro que, de otra forma, estaría colapsada y con números de parados mucho más brutales de los que ahora se ofrecen.
Básicamente el sistema es bastante simple, si te paras a pensarlo: si entretenemos al demandante de empleo diciéndole que debe tener mejor formación, y le complicamos y alargamos el acceso a esa formación, le tendremos muchos años en un limbo en donde ni es empleado, ni desempleado, sino simple estudiante-aspirante. Y seguro que, cuando acabes esa formación - si logras superar los cada vez más complejos exámenes -, te exigirán seguir formándote o continuar por otros caminos profesionales para abrirte el abanico de las oportunidades. Todo por no decirte la verdad: que no hay trabajo, que no hay empresas capaces de absorber a todos los parados en España, y que, al contrario de lo que ocurría antes en donde se peleaban por un trabajador, ahora las firmas productoras, en su mayoría multinacionales, se pelean por meter un ordenador y un PLC que lo haga todo, y así evitarse el coste que supone la nómina y todos los seguros y desembolsos que deberían hacer si contrataran a personal de verdad, de carne y hueso.
Número de automatismos industriales en el mundo desde 1998. Nótese el aumento imparable de la presencia de cadenas de robots, en constante crecimiento, frente al descenso de empleos:
Año | Cantidad |
---|---|
1998 |
69.000 |
1999 |
79.000 |
2000 |
99.000 |
2001 |
78.000 |
2002 |
69.000 |
2003 |
81.000 |
2004 |
97.000 |
2005 |
120.000 |
2006 |
112.000 |
2007 |
114.000 |
2008 |
113.000 |
2009 |
60.000 |
2010 |
118.000 |
2012 |
159.346 |
2013 |
178.132 |
2014 |
229.261 |
2015 |
253.748 |
2016 |
294.312 |
2017 |
381.335 |
2018 |
422.271 |
| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com
Buenos días.
ResponderEliminarSoy maestro, a parte master oficial de dos años (E.Especial) y funcionario de carrera en educación.
Yo accedí a mi diplomatura (ahora grado) desde formación profesional (concretamente dos formaciones profesionales Administrativo -Auxiliar y Superior- y Superior de TASOC)
El sistema educativo en este país es para "hacérselo mirar". Actualmente existe una formación profesional DUAL (que ya existía hace 20 años) que cubre lo que comentas, aunque es minoritaria.
En cuanto al sistema educativo español, con todas la críticas posibles habidas y por haber, tiene sus puntos positivos: somos de los sistemas educativos más inclusivos de europa (ver informes pisa), desarrollamos conceptos de solidaridad, empatía (que ya quisieran los alemanes y finlandeses). Mientras Paris y Londres cada poco arde, nosotros recogemos alimentos, limpiamos las costas y cumplimos nuestro deber ciudadano.
Muchas gracias por la oportunidad de expresarme. Soy lector asiduo de sus artículos (también de Zona casio).
Gracias por tu comentario y tu aportación, que realmente es muy útil.
EliminarLo has clavado. Mientras la gente está estudiando no pide trabajo y cuando por fin lo pide, necesita más formación y tiene que volver a estudiar y así no pide trabajo. Mira las nuevas carreras, que nunca tienes nada, siempre necesitas un postgrado nuevo u otro máster. Al final la gente acaba acostumbrándose a la vida de estudiante y se vuelven unos vagos, porque se les ha pasado la edad en la que tienes ganas de trabajar. Lo de antes era mejor. Yo conozco a varios directores de banco, amigos de mi padre, y en su día entraron de botones.
ResponderEliminarAsí es. Antes podías entrar en la propia empresa desde abajo, ir formándote, hoy eso no es posible (o apenas lo es).
EliminarAdemás es que cuantos más años pasen, más difíciles van a ser obtener esas titulaciones. La verdad, da un poco de pánico todo esto.