Tras casi un año ya de pandemia, y varias olas epidemiológicas que llevamos sufridas (estamos ya inmersos en la tercera), por fin tenemos a los primeros fabricantes españoles de mascarillas que llegan al mercado de manera generalizada y fáciles, relativamente, de encontrar. Esta espera se ha compensado en parte, porque llegan y por la puerta grande: con mascarillas quirúrgicas IIR (coloquialmente conocidas como "dos erre"), y no con las habituales mascarillas higiénicas venidas de China, que era las que teníamos hasta ahora.
Las mascarillas quirúrgicas tienen bastantes ventajas respecto a las mascarillas higiénicas que todos veníamos usando hasta ahora, y aunque no llegan al nivel de filtración y protección de las FFP2 y FFP3, sí que son superiores a las mascarillas higiénicas. Por eso, se pueden usar en entornos médicos y hospitalarios, y no solo poseen mejor nivel de filtrado sino que son capaces de atrapar ciertas partículas víricas. Al contrario que las mencionadas FFP2 (y N95), no lo hacen por el filtro, sino que atrapan por estática (los virus se quedan "pegados" debido a la diferencia de tensión superficial). De ahí que sea importantísimo que este tipo de mascarillas quirúrgicas nunca se mojen - ni se humedezcan -, y sean de un solo uso (aunque no hayamos superado el tiempo máximo de utilización recomendable, no debemos guardarlas, una vez nos hayamos puesta una hay que deshecharla, y volver a usa otra nueva, precisamente para no correr riesgos con los mencionados virus atrapados).