¿Se puede adquirir sin más un arma de airsoft? ¿Hay que legalizarla?



Cuando vas a adquirir un arma para la práctica del airsoft, sea éste en cualquiera de sus tres modalidades (compresión por muelles, aire comprimido o gas), una de las cosas que quizá más te sorprenderán es que te pidan el DNI, como si de un arma de verdad se tratase.

Y es que, en efecto: muchas de las armas que se utilizan y venden en airsoft son réplicas muy fieles a armas de fuego reales, no solo en proporciones, dimensiones, formas y color, sino incluso algunas, hasta en mecanismos (por ejemplo, el sistema de cargador de la Glock G18 en la que se basa la Golden Hawk GE3007, tiene el mismo pulsador, situado en la misma posición, y opera de la misma forma).




Aunque a ojos de un experto las diferencias sean evidentes (ventana de expulsión de casquillos cubierta, sistema de seguro no operativo, etc), para el neófito o el ciudadano común le costará bastante diferenciar un arma de fuego real, a una de airsoft. De hecho, hay firmas de airsoft con nombres bastante clarificadores, que dan buena cuenta de lo que fabrican, como Saigo Defense.

Además de todo lo anterior, en una situación de crisis, de riesgo o de tensión, será más difícil aún diferenciar si el arma es de airsoft o de balas reales. Dado que son réplicas tan fieles (solo diferenciadas por algunos pequeños detalles), algunos maleantes las usan - en ocasiones retocando ciertos aspectos para hacerlas más realistas, por ejemplo, abriéndoles la ventana del expulsor o pintándoles el cañón a aquellas que no lo tienen - con el fin de utilizarlas para cometer sus fechorías. Ha llegado hasta tal punto esta práctica que hasta tienen su propio apodo: son los conocidos como "asaltaestancos", delincuentes de poca monta pero que causan no pocos daños y estragos ante el sorprendido tendero - de ahí el apodo - que se encuentra ante él a un chaval apuntándole con una imponente y abrumadora Glock G18, por ejemplo.



Por esa razón, para adquirir estas armas (están catalogadas como armas, no como juguetes), se debe tener un mínimo de 18 años, dar tus datos de filiación, y usarla solo para fines lúdicos dentro de tu domicilio. En ningún caso la podemos llevar con nosotros, ni siquiera para transportarla de un lugar a otro.

¿Y qué pasa si queremos llevarla para practicar airsoft a un campo de entrenamiento, o necesitamos llevarla a algún sitio? Para hacer eso necesitamos una tarjeta de armas.



La tarjeta de armas la expiden los ayuntamientos (en concreto, las policías locales), y tiene una validez de cinco años. Para obtenerla debemos realizar una serie de gestiones, que varía dependiendo también de cada ayuntamiento, y pagar unas tasas que pueden ir en algunos sitios desde los 20 euros, hasta los 100 o más, dependiendo de todo lo que nos exijan.

Algunos ayuntamientos (como el mío) se conforman con el número de serie del fabricante (un número único que, como las armas de fuego, identifican específicamente cada arma), pero otros requieren un número de serie extra que debemos gestionar en sitios especializados, y que nos estamparán en cada arma. También requieren, en ocasiones, test psicotécnico, un número de armero, y un certificado de penales. Con todo eso, los impresos, y las tasas pagadas, te diriges a tu ayuntamiento y, tras un mes aproximado de estudio y prueba (tienes que llevar tus armas a revisar), te darán - si así lo estiman - una tarjeta de armas. Lo malo es que esa tarjeta solo es válida por cinco años, tras los cuales deberás realizar otra vez el trámite de renovarla. Con ella, ya puedes llevar tus armas contigo, pero ojo: no exhibirlas ni mostrarlas en público (ya que estaríamos cometiendo un delito, aparte de que puedes poner tu vida en peligro si la policía te sorprende y la confunden con un arma de fuego), ni usarlas en lugares o espacios fuera de los específicamente habilitados para ello. O sea: no puedes llevar tu molona G18 de Glock en una funda colgada del cinto, ni se te ocurra.



Por último, no olvides que cada arma necesita una tarjeta y registro individual, así que si tienes varias, deberás solicitar - y pagar, claro - una tarjeta por cada arma, para así legalizarla. Lo cual en algunos sitios puede llegar a ser una considerable suma de dinero.

Sobra decir que siempre debemos de guardar las armas de airsoft en lugares bien protegidos (a ser posible bajo llave), puesto que al estar registradas - nada más adquirirlas, su número de registro va con nuestros datos, como un arma de fuego (insisto en que están consideradas como armas, con todo lo que ello implica) - cualquier incidente que ocurra con ellas inmediatamente apareceremos nosotros como sospechosos. Imagínate que la pierdes o te la roban, y luego hacen un atraco con ella. Pues el primero al que buscarán será a ti.

Por lo tanto, si quieres deshacerte de una airsoft, nunca la tires tal cual. Desármala, destrúyela, y sobre todo y ante todo, quítale el número de registro (cosa fácil en algunas, pero en otras no tanto). ¡Ah!, y antes de adquirir una, piénsate bien lo que vas a hacer. Comprarte un arma de estas puede darte muy pocas alegrías, y meterte en infinidad de problemas.



















| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com




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