Hace unos días mientras regresaba en el tren buscando asiento, acabo prácticamente tras el maquinista. Casi al final del trayecto me doy cuenta de que quien había estado conduciendo era una chica rubia, de coleta, que sería sustituida en la penúltima estación a la que me dirigía por un señor ya bastante mayor.
Y resulta que hoy la ATUC (Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos) acaba de dar a conocer que una de cada cuatro maquinistas son mujeres, y el 10% de los conductores de autobús, también son féminas.
Esto no debería ser noticia, pero lo es si atendemos que estos puestos eran habitualmente ocupados por personas del género masculino, algo que parece que va a cambiar, puesto que desde las asociaciones de este tipo de transportes se sugiere que en los exámenes se produzca una discriminación positiva, es decir, que cuando haya un empate entre aspirantes al mismo puesto, si uno de ellos es mujer, se ofrezca ese puesto a ella en lugar de al varón.
También se aboga por bonificaciones para que las mujeres puedan obtener carnets profesionales (como el D), o para que se omita la mención del sexo entre los aspirantes (claro que entonces uno no entiende cómo va a ser capaz el tribunal de realizar la discriminación positiva antes mencionada), o que los miembros de los tribunales tengan paridad: que haya el mismo porcentaje de hombres que de mujeres.
Por de pronto, y es cierto, el sector ferroviario y del transporte en general es un sector muy "masculinizado" (y en cierta forma machista), recuerdo que no hace tantos años una televisión regional le dedicó un amplio reportaje a una joven que era camionera, precisamente lo que en aquellos momentos era casi la excepción. Y es que si las mujeres son mucho mejor conductoras (estadísticamente está demostrado que así es) que los hombres, en general, las compañías deberían tenerlas más en cuenta a la hora de contratarlas para ocupar puestos de maquinistas en trenes o metros, o de conductoras en autobuses y camiones.
| Redacción: Duraderos.esRevistas.com