Esmalte Titanlux, la pintura de toda la vida


Durante este verano probablemente muchos de vosotros habréis aprovechado para pintar vuestras residencias, algunos puede que hayan decidido incluso darle una nueva capa de pintura protectora a sus fachadas, en unas fechas en donde el buen tiempo (o al menos la subida de temperaturas) colabora crucialmente a que el secado de este tipo de labores de mantenimiento sea más rápido.

En el mercado existen multitud de marcas de pintura: para decoración, antihumedad, antihongos, vitrificantes, antioxidantes, hipoalergénicas... La lista es interminable, y muchas de ellas añadiendo un sin fín de características de color y tonalidades más y más específicas, en aras de una mayor personalización de nuestros espacios.




Dado que en un gran número de casos ese lugar va a ser donde nos pasemos la mayor parte del tiempo durante el año, donde durmamos y donde, también, descansemos, elegir un tono suave y que no nos hiera visualmente es importante, pero tanto lo es también elegir una buena marca.

Titanlux, de la española Industrias Titan, es sin lugar a dudas una de las marcas más longevas de pinturas en España. Nace en 1917, como tantas compañías exitosas de la época, en Cataluña, concretamente en Barcelona. Titanlux es la marca comercial del primer esmalte sintético español, y apareció en el mercado en 1934. De hecho llegó a ser tan popular, conocido y superior a sus rivales extranjeros, que mucha gente llamaba a todo esmalte de exterior con la palabra Titanlux. En 1955 Titan modernizaría sus instalaciones, asumiendo todo el control de la producción y siendo una de las pocas compañías en donde el producto (envasado, diseño, etiquetado y esmalte) se realizaba íntegramente en sus dependencias. Actualmente en El Prat de Llobregat cuenta con unas instalaciones de 130.000 m2, dedicadas a laboratorios y producción, con capacidad para servir hasta 50.000 toneladas anualmente (muchas de las cuales se exportan a países tan distantes como China o Argelia). Aunque la de Barcelona es su sede principal, posee lugares de producción también en Sevilla, en las Palmas de Gran Canaria y, fuera de España, en Portugal y Marruecos.


Josep Farrés, el principal responsable del éxito de Titan en estos últimos años, se jubiló con 72 años a mediados de enero del año pasado (2016), dejando al frente a su hijo Ramón Farrés. La empresa está en manos de la familia Folch-Rusiñol, cuyos hermanos, Joaquín y Alberto Folch-Rusiñol Faixat (que aún no han alcanzado los treinta años) se han formado en internados alemanes (como ingenieros industriales, además de recibir formación elitista en finanzas y dirección de empresas en renombradas escuelas de negocios internacionales), con el fin de que estén lo mejor formados posible para llevar las riendas de la empresa. Su abuelo, Alberto Folch-Rusiñol (1922-1988) fue un reconocido etnólogo (ciencia que estudia los pueblos y costumbres), lo que le llevó a impulsar la Fundación Folch y el Museo Etnológico de Barcelona. El hermano de éste, por su parte, era un poeta (Joaquín Folch-Rusiño), miembro de la denominada "generación de los 50". Pero sin duda al que más le debe su éxito Titan fue Joaquim Folch Girona (1892-1983), que no solo hizo realidad la marca, sino que era un gran aficionado a los minerales (su colección aún continúa siendo muy atractiva).

Como empresa muy familiar, sus resultados financieros no son fáciles de seguir, pero en una de sus últimas cuentas, del año 2014, se publicaban unos beneficios de 3,2 millones de euros y una facturación de 116,7 millones de euros, siendo no solo una de las firmas más saneadas, sino una de las que mejor supo hacerle frente a la crisis de la construcción.


Actualmente Titan tiene una gama muy variada de pinturas, pero confieso que, tras muchos años de pruebas con muchas gamas y muchas pinturas de otras marcas, para mí Titanlux es insuperable.

Me resulta muy agradable el saber que Titanlux no ha cambiado casi nada en todos estos años (algo muy raro en el sector, y que sin duda deben a que mantienen las riendas en la familia, lo que demuestra que ser fieles a los principios no solo es garantía de éxito, sino de supervivencia). Es, básicamente, la misma pintura que en el pueblo usaban hace lustros nuestros mayores, y recuerdo cómo mi padre pintaba el exterior de una cabaña que teníamos con esta pintura, incluso la puerta de la misma, porque sabía muy bien que se podía fiar de ella ante los crudos y largos inviernos de un clima montañoso.


Luego, por vicisitudes de la vida, he tenido que irme a residir a casas y pisos donde las condiciones de habitabilidad no eran siempre las mejores, con humedad, hongos, suciedad en las paredes... Y ninguna pintura era capaz de acabar con ello, por mucho que dijera su publicidad de buenas pinturas plásticas, aislantes y protectoras, a la hora de la verdad pintabas con ellas y acababa la superficie, a los pocos meses, como si no hubieras hecho nada.

Sin embargo allí estaba mi fiel Titanlux, a la que acababa recurriendo siempre, incluso para pintar exteriores.


Y es que la capa plástica de Titanlux es realmente eso: plástica. Aguanta muchísimo, y es tan resistente que incluso puedes limpiar sobre ella, una vez establecida, algo impensable en otros esmaltes plásticos. Es un esmalte sintético insuperable.

Especialmente me encanta su color blanco, uno de mis favoritos, con una resistencia muy destacable al amarilleamiento.

Tras cubrir la superficie, la capa de Titanlux se vuelve un tanto brillante, y se nota su excelente protección y aislamiento al tacto, presentando una superficie claramente suave y deslizante. Es, por ello, también resistente a las grasas y muy eficaz para paredes que tienden pronto a volverse sucias, como exteriores a la intemperie en zonas de intenso tráfico.


No puedo menos que darles la enhorabuena a la gente de Industrias Titan por seguir ofreciéndonos un producto tan bueno, tan insuperable, y que no tiene rival en el mercado. Todas las demás pinturas sintéticas y plásticas de las otras marcas dan risa en comparación con la efectividad y robustez de Titanlux, un esmalte al que se confiaban ya los más viejos lugareños de los pueblos, y que sigue siendo hoy en día insuperable. La sabiduría popular no suele equivocarse, y en este caso, con el esmalte Titanlux, es una prueba más de esa verdad. Y, por cierto, con una estética en su envasado que apenas ha variado tampoco con los años, y que permite reconocerla fácilmente. Otro gran acierto, sin duda.

Finalmente, Titanlux se puede aplicar sobre un gran número de superficies, y no solo permite dar a las paredes una capa decorativa y resistente, sino que con ella podemos incluso darle una protección extra a elementos de maquinaria o trabajo, ventanas de madera y puertas, y múltiples objetos que tengan que soportar condiciones climáticas adversas, o sean sometidos a un castigo en su uso cotidiano.

Cierto que Titanlux no es el esmalte más económico del mercado, pero en este caso su calidad está bien compensada con un precio que, no obstante, sigue siendo competitivo. Tampoco conviene olvidar, además, que en Titanlux nos ofrecen muchas opciones de envasado en diferentes cantidades, para cubrir una amplia demanda de necesidades según el uso que le vayamos a dar.





| Redacción: Duraderos.blogspot.com

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