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El Bic Cristal de toda la vida, convertido en bolígrafo de acero en los nuevos Bic Cristal ReNew



El Bic Cristal es un modelo tan famoso y archiconocido que Bic ha registrado hasta su nombre, es decir, la palabra "Cristal". Es un bolígrafo muy reconocible y que seguramente habrás usado al menos en algún momento de tu vida.

Tiene muchas ventajas: su diseño de cuerpo hexagonal (que han tratado de imitar un montón de marcas) hace que el bolígrafo, aunque lo dejes sobre cuadernos de apuntes o libros de cualquiera manera o posición, no se vaya rodando y se caiga al suelo. Su tinta es una de las más visibles e intensas, tanto en el azul como en los rojos, y tiene un trazo medio de un milímetro, también muy útil para la mayoría de escolares y usuarios. Esa tinta no es tan deslizante como las de gel, es cierto, pero a su favor nos ofrece un trazo que, al ser más lento, logra que podamos hacer sutiles "correcciones" sobre la marcha, cambios de curvatura o de formas de las letras, lo cual agradecerás si, como un servidor, escribes fatal.

Perforette, las perforadoras de hojas "de toda la vida"



Guardo con cariño mi primera Perforette. Es un tipo de máquina simple, sencilla, fácil de usar y práctica, que siempre me gustó. La tengo conmigo desde principios de los ochenta, y por su estado puede percibirse claramente todas las penurias por las que ha pasado. Pensé que estas cosas ya no se fabricaban, y por eso la conservaba conmigo con gran estima. Sin embargo, mientras estaba adquiriendo unos cuadernos me encontré con una moderna Perforette, me llamó tanto que no me pude resistir a adquirirla y, además, en los colores más parecidos -de los muchos en las que se pueden encontrar ahora- al modelo que yo tenía aunque, en este caso, la nueva Perforette es bastante más infantil en sus tonos, mientras que antaño ya veis que tenía unos tonos de color mucho mejor combinados.

Por supuesto no recuerdo cuánto me costó a mí la Perforette por aquellos años, aunque las nuevas no son precisamente baratas, ya que tienes que pagar por una casi 4 € (3,99 €), que son, para que nos hagamos una idea, nada menos que 664 pts. Y ni qué decir tiene que ni por asomo habría pagado a primeros de los años ochenta casi mil pesetas por un artilugio semejante.

Prueba: Segarra 3007 Tostado, de Calzados Segarra



Hacía tiempo que queríamos traeros para una reseña unas zapatillas de Segarra. Tras los fiascos de Jhayber y Lotto, estaba buscando unas zapatillas aptas para uso profesional, robustas, cómodas, con suela resistente y no deslizante, y a un precio competitivo. Para encontrar todos esos argumentos hay que salirse de las marcas "chinas baratas" de hipermercado, e irse o bien por las elitistas Puma o Adidas (que ya sabemos que no defraudan, pero también, ¡a qué precios!), o a las pocas casas zapateras que quedan en España. Una de estas últimas firmas que siguen fabricando un calzado digamos "decente" es Segarra.

Con fábrica en el polígono industrial de Belcaire, y oficinas comerciales en el polígono de Carmaday (ambos en Castellón), Segarra lleva en el negocio de la zapatería desde 1882, como bien indica por todas partes sus embalajes. Más de un siglo, nada menos.

¿Son peores los bolígrafos BiC ahora que los de antes?



Como seguramente muchos de vosotros, yo también suelo utilizar habitualmente bolígrafos de BIC. Los uso para notas rápidas, para apuntes, e incluso suelo llevarlos a algunos exámenes para complementar a los de UNI. Sin embargo desde hace ya bastante tiempo he venido observando que suelen escribir mal, o directamente no escribir, mucho antes de llegar a agotárseles la tinta.

Recuerdo que, de niño, era habitual que el bolígrafo BIC agotase la tinta por completo. Es decir, la caña (el tubito interior donde va el depósito de tinta) se quedaba vacía, transparente o casi traslúcida. Pero de aquellos años hasta hoy ha llovido mucho.

Llamada a filas



Los más jóvenes puede que no entiendan muy bien toda aquella problemática pero los que ya tengan una edad recordarán con bastante nostalgia (y probablemente mucho temor) una de las etapas más inquietantes y repelentes por las que tenía que pasar todo varón español en edad de merecer: la llamada a filas. Es decir, su incorporación a "la mili". Servir a la patria (bonita palabra para abusar de ti cuanto quieran, por cierto).

No me voy a meter en camisas de once varas con este tema, solo diré que hasta que en los noventa no llegó el PP para liberarnos de aquella gilipollez, cada año miles y miles de reclutas veían sus nombres, apellidos y DNI (sí, lo de la privacidad se lo pasaban por el forro en aquellos tiempos) publicados en todos los panfletos y periódicos para acudir a su centro de reclutamiento. En mi caso, recuerdo muy bien cuando llegué una mañana a casa desde el trabajo, y me encontré a mi padre con el periódico sobre la mesa, consultando con inusitado interés el listado para ver si aparecía mi nombre.

Los problemas a los que se van a enfrentar quienes se acojan a la nueva ley trans



La nueva ley transgénero puede que suponga todo un avance para la comunidad LGTBI en España, pero sin embargo ni muchísimo menos va a estar exenta de problemas en la vida cotidiana. Y no me refiero con ello a los problemas de índole identitario, que es algo que la comunidad de este colectivo ya tiene bastante asumido y con lo que lleva décadas luchando, sino de índole que, precisamente, va a surgir de esa ley. Una de las innovaciones que trae consigo esa ley es la de poder cambiar de sexo en el registro civil, con la sola petición de la persona interesada. Es decir, si uno ha nacido hombre, puede poner que es mujer (o que se siente mujer), y viceversa. Pero además, en los impresos para realizar ese cambio se dará al interesado la oportunidad de cambiar de nombre, lo cual es magnífico, porque hasta ahora cambiar el nombre en España era un proceso arduo, difícil y largo, y no todas veces se conseguía (yo lo he sufrido).

O sea, con la nueva ley, si te llamas Jorge puedes ponerte de nombre Jorgina, o al contrario. Esto en teoría es magnífico, pero en la práctica es otro cantar. No solo me refiero a que tendrás que cambiar tu nombre en una lista interminable de papeles, y con una interminable procesión por estamentos oficiales arriba y abajo (que te cambien el nombre en el registro es solo el principio, en el resto de cosas tendrás que ir a cambiarlo tú). A mí me llevó varios años cambiarlo en todos los documentos y sitios donde lo tenía y aún hoy, en algunos sitios sigue sin cambiarse porque, simplemente, aseguran que materialmente no puede hacerse. Así que cuidado, porque si te pones Jorgina, en muchos sitios tendrás que seguir llamándote Jorge, quieras o no, y aunque te hayan cambiado en el registro civil o no. Así está montado esto.

Llamadme genderfluid



Hace poco hablaba con una persona de las que suelo tener un contacto bastante cercano y diario, y le desvelé:

- Yo soy genderfluid.

Tras el primer impacto, y unos segundos para pensárselo, me preguntó incrédula:

- ¿En serio?

- Por supuesto. Yo... Es que he descubierto que en realidad soy eso, genderfluid.

Demostrando que ella también parecía conocerme bastante bien, me replicó:

- Y yo soy robot.

Me quedé a cuadros. En serio. Dije entonces, aceleradamente:

- No, espera... Tú no puedes ser robot.

- Claro que sí - insistió -. Si tú puedes ser genderfluid, ¿por qué no puedo ser yo robot?

Yo ya estaba que me subía por las paredes:

- ¡Oye, oye! - Protesté -. Yo soy robot. Te dejo a ti ser genderfluid.

Por desgracia no coló:

- ¡No, no! Robot ya lo he pillado yo. Ahora no puedes cogerlo tú. Te tienes que conformar con ser genderfluid.

Tengo que reconocer que no me quedó más remedio que agachar la cabeza y reconocer mi derrota. Pero bueno, siempre puedo seguir siendo un simple bot, que tampoco está mal.

El mensáfono y los podcasts



Hace un tiempo, al final de un funeral, me presentaron a un señor diciéndome: "éste era el responsable de El Mensáfono". Hoy es un señor bastante mayor, ya no se dedica a eso, pero en su día hizo una gran labor al frente de El Mensáfono. Pero, ¿en qué consistía?

Antes de la llegada de Internet una de las parroquias de la ciudad llevó a cabo, gracias al impulso de su párroco (una persona de extraordinaria virtud), una estupenda iniciativa. Se trataba de, cada día, difundir mensajes con consejos, ánimos, o simplemente mensajes de alivio, con un contenido eminentemente cristiano. Cada mensaje era grabado y para escucharlo simplemente había que llamar a un número de teléfono, con lo que, como si fuera una buzón de voz, te permitía escuchar el mensaje. Los mensajes no duraban mucho, un minuto o dos nada más, lo que les hacía aptos para que cualquiera pudiera escucharlos en cualquier momento, sin demasiado gasto.

Por qué no debes depender sólo de Amazon para vender tus libros



Hace unas semanas recibo un e-mail de Amazon KDP (Kindle Direct Publishing). En él me contaban que, unilateralmente -sin consultarme para nada, sin intervención mía ni audiencia alguna- habían decidido dejar de publicar uno de mis libros más vendidos de su plataforma. ¿La razón? Pues que lo habían encontrado gratis por Internet.

En efecto era así: hacía mucho tiempo alguien había adquirido el libro, o bien mediante préstamo (que ellos me obligaron a poner en alguna ocasión), por alguna oferta puntual, o directamente comprándolo, lo había descargado, y lo había puesto en multitud de lugares a disposición de todo el mundo. Eso no es nada nuevo, ni soy el único al que le ha ocurrido, ya que se piratean millones de libros. Sin embargo lo que sí era nuevo era que Amazon lo retirase por ello.

Nos la han jugado pero bien



Te animaban a una movilidad limpia por el bien de todos, a que te desplazaras en patinete eléctrico o en bicicleta con motor de electricidad en aras de un transporte responsable, amigable con el medio ambiente y con el planeta. Lo hiciste y, en cuanto comenzaron a picar unos cuantos millones, ¡zas!, ¡sablazo! Impuestos por aquí y por allá, seguros, multas, prohibiciones...

Te subvencionaban parte de tu coche eléctrico, te incentivaban a comprarlo y que dejaras atrás los obsoletos, antiguos y sucios vehículos a combustión. Y en cuanto lo tuviste en casa, ¡tarifazo eléctrico! Ahora ahí te lo comes con patatas: no puedes ni recargarlo.

Cinco euros por un yoyó "de los buenos"



Me ha parecido curioso ver en una de las mesas destinadas para "los restos", un batiburrillo de yoyós a 5 €. Para mi sorpresa, resulta que es el modelo de yo-yo convencional de los que más amamos quienes nos gusta el modo clásico, y por si fuera poco, construidos en Italia. Cerca de ellos, en la estantería triunfaban al triple de su precio (y en algunos sitios los he visto a mucho más caros, a casi 20 €) los chinos de YoFinity, que supongo que por sus luces y su diseño más rebuscado serán los que más triunfen entre la chavalería y, por ello, se venderán más.

Por desgracia estas son cosas cada vez más habituales, en donde vemos que buenos productos, con materiales de calidad y una magnífica construcción, aún siendo más competitivos, tienen que acabar rebajándose. Supongo que este tipo de yoyós una gran mayoría los adquirirá por impulso, solo por el aspecto estético, y pocos se dan cuenta de que a 5€ el yoyó italiano es un producto de una calidad soberbia y, además, de gran durabilidad.

| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com




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Prueba: Magicyoyo N8, el yo-yo que te lleva a otro nivel



Ya sabéis que los Yoyós tienen varias clasificaciones, no todos los yoyós se quedan anclados al eje, no todos lo rodean, no todos se quedan fijos... Cada juego, especialidad o forma de uso tiene, por lo tanto, su clasificación. Hasta ahora en esRevistas hemos estado probado yoyós digamos "de niños" (los que se venden en los bazares chinos, por ejemplo), los de tipo fijo, y también los de embrague. Pero si quieres dar un paso más allá o quieres "complicarte más la vida" deberás adquirir un yoyó profesional, algunos de ellos hechos con materiales elitistas y tan exóticos como el titanio o incluso bimetales.

En esta ocasión vamos a un término medio, se trata del yo-yo de la firma especializada Magicyoyo, apto para niveles o complicaciones 3A y 5A. Este yoyó ha sido realizado en aluminio, va anodizado, pulido... Y el acabado es, francamente, bestial. Lógicamente lo es porque estamos hablando de un yoyó profesional para usuarios avanzados, aunque también pueden trabajar con él usuarios medios e incluso aprender los iniciados. Su cuerpo es robusto, y su forma, diseño y construcción hace que podamos utilizarlo para juegos "libres" (en donde el yoyó no se ancla a ninguna parte, en efecto: no va sujeto a la cuerda), o incluso, con mucha práctica (y fuerza) usarlo como yoyó de entrenamiento para retroceso.

Prueba: yo-yó vintage de Legami



Todos los que más o menos me conocéis, sabéis mi enorme y enfermiza afición por los yo-yós. No en vano ya les he hecho varias reviews y dedicado un extenso reportaje a estos entretenidos "mecanismos" tan divertidos y simples. De cuando en cuando vuelven a ponerse de moda, o algún que otro fabricante nos sorprende con un modelo de yoyó más o menos llamativo. Éste es el caso que os traemos, se trata del yoyó "Vintage Memories" de los italianos de Legami, en su "deluxe edition" (tienen varias). En este caso la particularidad es que su diseño sigue la tendencia de los yoyós de los años sesenta y setenta, cuando este tipo de objetos de entretenimiento tuvieron su mayor difusión y experimentaron sus éxitos más notables. Así, es bicolor, con los bordes como se llevaba en aquellos años (en este caso en naranja, con la esfera del centro en plástico transparente), mientras que su dibujo hace referencia a la popular serie "Perdidos en el espacio", televisada desde 1965 a 1968 en los Estados Unidos.

Como veis, el aspecto del packaging, los detalles del mismo, y por supuesto el yoyó, está muy cuidado y es muy llamativo. Pero hasta aquí llega su guiño a los yoyó originales, puesto que en todo lo demás es un modelo que adolece de notables defectos. El primero de ellos es que funciona a pilas, lleva dos LR41 (tipo botón) que no son intercambiables. En las mismas instrucciones te dicen que, cuando se agoten las pilas, "tires el yoyó", una tontería supina puesto que el yoyó es perfectamente funcional sin pilas y, sobra decir, los yoyós originales no llevaban (ni tampoco las echábamos de menos). No sé por qué esa manía de hoy de ponerle pilas a todos los yoyós, imagino que es un intento de llamar la atención y hacer que se vendan más.

Las ventajas de escribir en papel



Yo era una de esas personas que lo digitalizaba todo, que trataba de conservar lo menos posible en papel y que gestionaba su vida mediante la agenda del móvil y con archivos informáticos. Lo hice porque el papel me ocupaba mucho espacio, y tras el dolor que supuso deshacerme de toda mi biblioteca de libros físicos, me dije a mí mismo que no volvería a pasar por eso.

Es cierto que ya no adquiero libros físicos, no me gustan, me parecen un soberano incordio pudiendo tener ebooks y cómis en formato electrónico (y encima, muchos gratuitamente). Pero en el resto de cosas, he ido volviendo poco a poco al papel, y por varias razones.

Entrevista con Paul Davis, el protagonista de las novelas de "A Contrarreloj"



Paul Davis no necesita presentación. El famoso y polifacético investigador de relojes es de sobra conocido por sus exitosos casos recuperando valiosos guardatiempos, cuyas narraciones podemos seguir en las novelas de "A contrarreloj" escritas por J. G. Chamorro.

Tras insistirle a su secretaria para que nos reservara algo de tiempo para una entrevista, finalmente conseguimos que Paul Davis nos atendiera mientras esperaba la llegada del tren en el que vendría una de sus colaboradoras más cercanas, la señorita Anabel Faure Dumont.


Entrevista con Mac, "el bultos"



Tal y como nos enseñó Geb, "el paparazzi", esperamos a Mac junto a la estación de tren. Casi diez minutos después vemos - o más bien oímos - aparecer una destartalada furgoneta Pegaso J4 por la calle, con un característico sonido a diésel y tocando el claxon para llamar nuestra atención, a pesar que ya le hemos hecho señas con la mano para informarle de que estábamos allí.

Mac sale de la furgoneta pegando un brinco, diciendo aturullado y sin saludar:

- ¡Lo siento! ¡He estado repartiendo material de construcción y me retrasé más tiempo del que pensaba!

Crónica de hace doce meses atrás



4 de abril de 2020
Aún se nota ese efecto pegajoso del alcohol sobre el reloj, por lo que dejo más tiempo a que se evapore. Las autoridades han decretado un cese total de movimientos con excepciones muy limitadas, lo que se ha dado en llamar "confinamiento". Los partes de guerra describiendo el avance sin tregua de la pandemia se suceden por todo el mundo. Los ciudadanos se pasan el tiempo escuchando las noticias por la radio, pegados a la televisión, o navegando angustiosamente por Internet en busca de algún dato esperanzador. Trump asegura que Estados Unidos no superará las doscientas mil víctimas, y que si ese número fuese más allá - cosa poco probable, asegura -, sería una auténtica catástrofe. Veremos si sus "profecías" de loco de pabellón de alta seguridad en psiquiatría se cumplen (1).

Según los expertos en salud, lo único que tenemos para protegernos es "el lavado constante de manos", la distancia "de seguridad", y desinfectar objetos con lejía o alcohol. Esas recomendaciones se convierten en un mantra. Me dice una chica que cuida a un anciano que el señor está tan obsesionado que, aunque no sale de casa, no deja de lavarse las manos con jabón, desesperado. Tiene el lavabo con una gruesa costra de jabón reseco de los restos que le caen por aplicarse tanto jabón, que le cuesta un mundo luego retirar. Las mascarillas, aseguran desde la OMS, no son necesarias. "Tranquilidad", nos dicen, "el virus no se transmite por el aire". Al parecer no hay prueba científica de que el virus sea capaz de "moverse" en suspensión, lo que se conoce como contagio por aerosoles(2). Sólo lo hace por superficies, donde puede estar latente "durante días". Esa duración es incierta: pueden ser días, semanas... Otros hablan de meses. En la tele una enfermera nos enseña entonces cómo desinfectar con lejía los pasamanos, los interruptores de la luz, y las manecillas de las puertas. Es el caos absoluto. Y yo sin lejía. Me queda solo media botella de la que uso para fregar el suelo.

Entrevista en exclusiva con Geb, "El Paparazzi"



Quedamos con Geb frente a la estación de trenes, como nos confiesa que suele hacer habitualmente cuando se cita con "colegas". Le reconocemos rápidamente: lleva una llamativa cámara reflex colgando del cuello, y viste con un polo y unos pantalones de pinza color claro. Sobre su cabeza lleva puesta una gorra; "no solo me protege del sol" - asegura -, "también de miradas indiscretas" nos suelta, con una media sonrisa cargada de intencionalidad y de misterio. Suponemos que para su trabajo pasar inadvertido o poder ocultarse es primordial.

esRevistas: - ¿Cómo empezó en esto? - Le preguntamos, mientras comenzamos a dar un paseo por las adoquinadas aceras.

Geb: - Pues de manera casual, mira tú. Un día me encuentro con Paul Davis en la mesa de un restaurante. Frente a él tenía a un tipo de corbata, muy elegante. Enseguida me di cuenta que había un par de gorilas - así llaman los paparazzi a los escoltas - muy cerca, y decido sacarle unas fotos disimuladamente con el móvil. Las llevé al periódico La Gaceta del Sábado, un tabloide que, por desgracia, ya ha desaparecido debido a esta crisis tan acuciante que sufre la prensa. Era un periódico que salía los sábados, para lectores de fin de semana. El director se quedó pálido, ¡aquel tipo era uno de los mafiosos más perseguidos de Europa! Me pagaron un buen dinero por aquellas fotos y aquel mismo sábado salieron publicadas como una exclusiva. Resultó que Paul Davis estaba detrás del tipo, y al final le trincaron unos días después. Parece ser que la publicación de las fotos aceleró la operación y la "Franz LZ Insurances" se vio obligada a actuar deprisa para que no se les fuera todo al traste.

Cómo recargar un encendedor a gas



Los encendedores de gas tienen un precio tan asequible, que no merece la pena ni recargarlos. De hecho, en muchos casos nos sale más caro el bote o "bombona" de recarga, que un encendedor nuevo. Pero en determinadas situaciones puede que necesitemos recargarlo, bien porque sean encendedores difíciles de encontrar (como los largos) o encendedores muy caros, como algunos fabricados por Montblanc. O porque el encendedor sea un regalo o lo apreciemos, y queramos seguir utilizándolo.

Sea como fuere, en algún momento tendrás que enfrentarte a la tediosa y engorrosa tarea de recargarlo, y verás entonces que no todo es tan sencillo ni fácil (sobre todo si es tu primera vez) como nos lo ponen las instrucciones, y que hay pequeños "detallitos" que no te cuentan, y que aquí trataremos de darte a conocer.

De nuevo la Ansmann



Yo no soy de los que tengan que tener dos cosas en todo, aunque obviamente cuando algo me gusta y me parece un buen producto, lo estimo y lo valoro. Un ejemplo de este tipo de "buenos productos" fue la linterna de Ansmann, a la que ya le dedicamos una completa review aquí. Tras un uso constante y muchos encendidos y apagados, como podéis comprobar por las fotos la linterna continúa teniendo un aspecto bastante bueno y, lo que es mejor: sigue funcionando magníficamente bien.

Sin embargo, seguía teniendo eso: una sola. Tampoco es que necesite más, aunque solo fuera para conservar porque linternas de este tipo, con estos acabados y que funcionen con una única pila por desgracias no hay muchas en el mercado.