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Cómo hacer que la gasolina de tu encendedor dure más



Con los tiempos que corren y lo que está pasando con la energía, no está la cosa para desperdiciar combustible, precisamente. Así que cualquier truco que nos ayude a ahorrar será sin duda una buenísima noticia. Este es, de entre todos los que conozco respecto a los encendedores de gasolina, el que mejor he notado que funciona (lo he comprobado por mí mismo), y el de más fácil aplicación -en cierta forma, al menos-, ya que no debemos modificar el encendedor para nada.

Y es que uno de los defectos que más nos trae de cabeza a los usuarios de encendedores de nafta o de gasolina, es la poca duración de las recargas. Teniendo en cuenta que la latita de gasolina de tan sólo 125 ml. nos sale a 3 euros (a unos 6 si la adquirimos online), es fácil suponer que, si usamos el encendedor habitualmente, en un año habremos pagado de sobra el encendedor a base de gasolina.

Por todo ello es esencial que vigilemos muy mucho uno de los elementos que más producen ese gasto: su evaporación.

Prueba del encendedor Champ de Polyflame



Tras la desaparición de la Champ original, enseguida surgieron distribuidores que quisieron aprovecharse de su fama, tal como ocurre en muchos otros campos (como el de la electrónica, principalmente). El líder en distribución de accesorios, y también con una buena cartera de marcas propias, Polyflame, decidió lanzar sus propios productos como encendedores bajo la denominación de Champ, utilizando incluso su misma tipografía noventera.

Polyflame no solo comercializa encendedores de Champ, como acabamos de mencionar, también lo hace de Prof, de Trax, e incluso con marcas para accesorios de moda, como gafas. Creada en 1973 y con sede en la localidad francesa de Croissy Beaubourg, cerca de París, Polyflame posee oficinas en diversas partes del mundo, entre ellas Asia, específicamente en China, que es donde tienen también su centro de pruebas de encendedores, concretamente en la localidad de Whenzhou. También están presentes en Düsseldorf, Milán, y el centro logístico lo tienen en la famosa localidad portuaria de Rotterdam, en Holanda.

¿Es cierta la garantía de por vida de los Zippo?



Hace unos meses comentaba con una estanquera la avería de mi Zippo, y me recomendó enviarlo para hacer uso de su "supuesta" garantía de por vida, ante la cual "se dice" (porque no sé de nadie que lo haya hecho realmente) que te devuelven el mechero como nuevo en menos de un mes. Le dije que no me apetecía gastar dinero en el envío (si ellos se ocupasen de eso sería otro cantar).

Sin embargo luego me lo he pensado, y he estado investigando. Lo hice porque no quería enviar el encendedor y quedarme sin él (dado el altísimo precio que tienen), que es eso lo que, al parecer, ocurre. Por lo que he leído, varias personas que lo han enviado a Zippo Francia no se lo devolvieron. La razón de enviarlo a Francia es que Zippo no posee servicio técnico (ni representante, ni nada que se le parezca), y es el único lugar "cercano" que nos saldría más barato el envío.

Cómo recargar un encendedor a gas



Los encendedores de gas tienen un precio tan asequible, que no merece la pena ni recargarlos. De hecho, en muchos casos nos sale más caro el bote o "bombona" de recarga, que un encendedor nuevo. Pero en determinadas situaciones puede que necesitemos recargarlo, bien porque sean encendedores difíciles de encontrar (como los largos) o encendedores muy caros, como algunos fabricados por Montblanc. O porque el encendedor sea un regalo o lo apreciemos, y queramos seguir utilizándolo.

Sea como fuere, en algún momento tendrás que enfrentarte a la tediosa y engorrosa tarea de recargarlo, y verás entonces que no todo es tan sencillo ni fácil (sobre todo si es tu primera vez) como nos lo ponen las instrucciones, y que hay pequeños "detallitos" que no te cuentan, y que aquí trataremos de darte a conocer.

50 euros por un Zippo de los más básicos



Durante tres días hemos estado hablando con vendedores, recorriendo las calles y pisando tiendas especializadas, para comprobar de primera mano lo que ocurre con los encendedores o, más propiamente, mecheros, de Zippo y sus numerosos "clónicos" venidos de China.

En muchos locales no tienen Zippo, reconocen que no quieren arriesgarse con un producto tan caro. Miramos sus estanterías y pronto lo entendemos: sus expositores están llenos de "baratijas", encendedores de las marcas más dispares a dos y tres euros, algún llavero de adorno, revistas y cajas pequeñas de golosinas. Decidimos entonces acercarnos a uno de los más grandes centros de venta de útiles para fumador, un estanco "modernizado" en tendencia a los tiempos que corren, con sección de revistas, prensa, quiosco y material de oficina. Abierto todo el día - incluso festivos -, es uno de los locales mejor abastecidos de este tipo.

Prueba del encendedor a gasolina TriStar



Si probábamos en esRevistas el encendedor de Star, el rival de Zippo a un precio rompedor que giraba en torno a los 6 €, hoy vamos a rizar el rizo y hacer lo "más difícil todavía" trayéndoos un modelo de encendedor a gasolina aún más económico: el TriStar. Lo cierto es que, por más que he buscado, no he encontrado demasiados indicios de esta marca. A priori parece ser una "pseudo-marca" de Star para la gama "más barata de lo barato", indicios de ello lo tenemos en sus detalles de fabricación, con elementos que vemos en los Star. Sin embargo, en otros sitios de compra-venta nos la hemos encontrado con vendedores que aseguran ser vintage y datarla en los años 70, lo cual nos desviaría totalmente de Star, puesto que en aquellos años la firma china aún no existía.

Para liar más el asunto, el número que aparece grabado en el cuerpo metálico del depósito (el 33484) dicen desde algunos ámbitos que corresponde a la patente. Sin embargo he buscado dicha patente y no existe (bueno, sí existe, pero no relacionada con encendedores). Puede que haya sido publicada en India, China, o algún país asiático, y por eso no sea tan fácil dar con ella (si es que en realidad es una patente, que está por ver).

El problema de ser un monopolio


En teoría el capitalismo iba a aportarnos enormes beneficios: la extinción de los monopolios, el aumento de competitividad (con lo cual se ofrecerían productos no solo más baratos, sino más variados y de más calidad). Esa era parte de la teoría en el mundo ideal creado en la imaginación de los gestores financieros que en su día a todos nos vendieron. En el mundo real la cosa cambia radicalmente, y aunque en su ideario el capitalismo luche contra los monopolios, la realidad es que los incentiva. En el fondo, a fin de cuentas, el capitalismo no deja de ser un monopolio en sí mismo: el monopolio del dinero. Y aquél que posea más dinero-poder, domina sobre los demás.

Esto, que parece así dicho algo muy abstracto, se puede ver muy patente con un ejemplo.