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Los problemas a los que se van a enfrentar quienes se acojan a la nueva ley trans



La nueva ley transgénero puede que suponga todo un avance para la comunidad LGTBI en España, pero sin embargo ni muchísimo menos va a estar exenta de problemas en la vida cotidiana. Y no me refiero con ello a los problemas de índole identitario, que es algo que la comunidad de este colectivo ya tiene bastante asumido y con lo que lleva décadas luchando, sino de índole que, precisamente, va a surgir de esa ley. Una de las innovaciones que trae consigo esa ley es la de poder cambiar de sexo en el registro civil, con la sola petición de la persona interesada. Es decir, si uno ha nacido hombre, puede poner que es mujer (o que se siente mujer), y viceversa. Pero además, en los impresos para realizar ese cambio se dará al interesado la oportunidad de cambiar de nombre, lo cual es magnífico, porque hasta ahora cambiar el nombre en España era un proceso arduo, difícil y largo, y no todas veces se conseguía (yo lo he sufrido).

O sea, con la nueva ley, si te llamas Jorge puedes ponerte de nombre Jorgina, o al contrario. Esto en teoría es magnífico, pero en la práctica es otro cantar. No solo me refiero a que tendrás que cambiar tu nombre en una lista interminable de papeles, y con una interminable procesión por estamentos oficiales arriba y abajo (que te cambien el nombre en el registro es solo el principio, en el resto de cosas tendrás que ir a cambiarlo tú). A mí me llevó varios años cambiarlo en todos los documentos y sitios donde lo tenía y aún hoy, en algunos sitios sigue sin cambiarse porque, simplemente, aseguran que materialmente no puede hacerse. Así que cuidado, porque si te pones Jorgina, en muchos sitios tendrás que seguir llamándote Jorge, quieras o no, y aunque te hayan cambiado en el registro civil o no. Así está montado esto.

Llamadme genderfluid



Hace poco hablaba con una persona de las que suelo tener un contacto bastante cercano y diario, y le desvelé:

- Yo soy genderfluid.

Tras el primer impacto, y unos segundos para pensárselo, me preguntó incrédula:

- ¿En serio?

- Por supuesto. Yo... Es que he descubierto que en realidad soy eso, genderfluid.

Demostrando que ella también parecía conocerme bastante bien, me replicó:

- Y yo soy robot.

Me quedé a cuadros. En serio. Dije entonces, aceleradamente:

- No, espera... Tú no puedes ser robot.

- Claro que sí - insistió -. Si tú puedes ser genderfluid, ¿por qué no puedo ser yo robot?

Yo ya estaba que me subía por las paredes:

- ¡Oye, oye! - Protesté -. Yo soy robot. Te dejo a ti ser genderfluid.

Por desgracia no coló:

- ¡No, no! Robot ya lo he pillado yo. Ahora no puedes cogerlo tú. Te tienes que conformar con ser genderfluid.

Tengo que reconocer que no me quedó más remedio que agachar la cabeza y reconocer mi derrota. Pero bueno, siempre puedo seguir siendo un simple bot, que tampoco está mal.

Por qué no debes depender sólo de Amazon para vender tus libros



Hace unas semanas recibo un e-mail de Amazon KDP (Kindle Direct Publishing). En él me contaban que, unilateralmente -sin consultarme para nada, sin intervención mía ni audiencia alguna- habían decidido dejar de publicar uno de mis libros más vendidos de su plataforma. ¿La razón? Pues que lo habían encontrado gratis por Internet.

En efecto era así: hacía mucho tiempo alguien había adquirido el libro, o bien mediante préstamo (que ellos me obligaron a poner en alguna ocasión), por alguna oferta puntual, o directamente comprándolo, lo había descargado, y lo había puesto en multitud de lugares a disposición de todo el mundo. Eso no es nada nuevo, ni soy el único al que le ha ocurrido, ya que se piratean millones de libros. Sin embargo lo que sí era nuevo era que Amazon lo retirase por ello.

Del des-confinamiento al des-control solo hay un paso


Sin orden ni concierto, este gobierno nos ha llevado de meternos todos en casa como si fuésemos delincuentes, a salir a la calle sin control. Y es que el horario que han impuesto para esta "primera fase" -como ellos la llaman- de la "desescalada" o "transición hacia una nueva normalidad" para salir a pasear es de risa, lo lógico habría sido "por la mañana los adultos, por la tarde los niños", pero al parecer este gobierno de lógica tiene muy poco. Olvidan demasiado a menudo, ahogándose entre sus propias leyes, manuales y reuniones interminables, que el sentido común y la simplicidad suele ser la mejor receta y, además, la que más entiende y llega al ciudadano. Pero no, se empeñan una y mil veces en retahílas interminables de normas, imposiciones, indicaciones y prohibiciones hasta el nunca acabar. A este paso acabarán haciendo bueno a Vox, lo cual ya es mucho decir. A veces pareciera que hacen las cosas sin pensar, y que no hay nadie pilotando la nave. Decía en la rueda de prensa el ministro: "no tenemos una guía", y añadía: "esta es nuestra guía". Ya veis. La frase del día.

En fin, ¿tienen guía o no? Supongo, claro, que todos pensamos que lo haríamos mejor, yo desde luego no (y tampoco me pagan para ello la abultadísima nómina que a ellos sí les pagan, por cierto), pero eso no es desescalada ni es nada. Decia una amiga esta tarde que aqui el centro esta a tope de gente por la calles, con sus niños, con sus perros, con su familia, con sus bicis, con sus patinetes, con sus juguetes..., que parece día de fiesta. Lógico. ¿qué esperaban?, es totalmente comprensible, y la culpa de lo que ocurra -incluyendo un repunte de la pandemia- será total y absolutamente del gobierno y del descontrol completo y total que llevan.. Ya lo hemos visto con la norma sobre los niños, saliendo por la tarde de ser brutalmente restrictivos, para luego desdecirse y dejar a todos los pequeños "campar a sus anchas" de nueve a nueve. Inconcebible. Terrorífico. No hay nadie a los mandos, esa es la realidad, esa es la sensación que nos da, lo cual nos hace tener un miedo tremendo.

Google ha dejado de ser lo que era


Llevo tiempo quejándome de la ridiculez que aporta la red de Google Adsense, pero es que de su producto más famoso, su buscador, podríamos hablar también largo y tendido. Y es que Google lleva mucho tiempo sin ser lo que era.

Me llama la atención que cuando se lanza un nuevo reloj de Casio, y me pongo a buscarlo en Google, no aparece hasta varios días después, cuando ya está listado en otras webs y todo el mundo - más o menos - lo conoce. Lo mismo podríamos hablar de otros productos similares, como automóviles. De hecho hay contenido que ni siquiera aparece, como el de algunos blogs, o que listan con enorme retraso, semanas después.

El nacimiento de la relojería


Las clepsidras (relojes de agua) eran conocidos por los egipcios, quienes le atribuyen su invención a Cteribio. Pare parecen haber sido los chinos quienes lo inventaron primero, quienes lo mencionan como una de sus más notables invenciones. De Egipto pasaron a Grecia, pues, y de allí a Roma.

Las clepsidras eran raras en Roma; pero había algunos de lujo. Como era necesario renovar con frecuencia el agua, en las casas más ricas había un esclavo específicamente encargado para este menester, para que, fuera de noche o de día, los señores de la casa pudieran conocer la hora que era.

En defensa de la religión en la enseñanza


Debemos precisar de manera muy sucinta para entender lo que se dirá, la expresión "Defensa de la Religión en la Enseñanza".

Apologética, apologia, del griego, tratado o ciencia que defiende algo o a alguien dando razones. Va unida siempre a otro término en teología, mártir, el testigo. El testigo defiende con palabras y obras hasta darse así mismo por entero en la carrera hacia la meta, en el combate de la Verdad que da vida, que salva (san Pablo). Emplear el término militante de defensa, en el mismo inicio del título de la ponencia de hoy, significa, pues, una toma de postura: es la percepción de que estamos en un contexto de ataque y cerco a la Religión en la enseñanza en España, en un contexto de persecución, aunque incruenta. Un ataque a todos los frentes, por acción y omisión. La necrosis es tal, que propongo que no se caiga en la simplificación de poner siglas políticas a tal ataque, porque se proyectan éstos desde todo el espectro del paisaje político e incluso sindical.

Economía de escala (o por qué las bombillas que fabricamos aquí se venden en China)


Tengo un amigo que posee un taller, en el cual se dedica a la construcción y montaje de diferentes elementos arquitectónicos para servir de decoración y utilería. Él siempre defiende los productos de origen español y a los proveedores españoles, e intenta adquirir las piezas que él no puede construir, así como las piezas accesorias, siempre en proveedores regionales y, de no ser posible, en proveedores nacionales. De esta forma intenta proteger no solamente el producto español, sino el trabajo hecho por mano nacional.

Pero hace unas semanas, mientras conversábamos me decía que estaba intentando encontrar unas piezas para uno de sus modelos que no encontraba por ningún sitio, y que él creía que quizá incluso ni se producirían cosas como la que buscaba. Me comentaba que estaba sopesando el producir esas piezas él mismo, aunque eso le fuese mucho más caro. Las piezas que él pensaba producir serían de aluminio y para ello tendría que adquirir grandes listones de ese metal. Luego, a otro proveedor, encargarle cortarlos a determinadas medidas y con determinadas formas, y hacer finalmente él mismo la terminación y el acabado.

Nos controlan como a ratas de laboratorio


Tengo una amiga con la cual converso muy habitualmente porque está pasando un mal momento. Ella siempre había tenido un carácter muy despierto y temperamental, salías a la calle con ella y entraba en establecimientos comerciales sin parar -y en las populares tiendas del "todo a 1 euro"- a mirar, buscar, revolver entre adornos que le encantaban, especialmente muñecas y muñecos, que colecciona.

Desde hace unos años para acá todo se le ha torcido: uno de sus mayores apoyos, los padres de su marido, fallecieron con sólo seis meses de diferencia. Debido a ello tuvieron que dejar la casa donde vivían e irse de alquiler a un mini-apartamento por el que pagan un precio astronómico ya que su propietario abusa aprovechándose de su desgracia sabiendo que en pocos alquileres les iban a admitir en su situación. Porque, para más desastre, su marido se ha quedado en paro -lleva casi tres años- y no tiene visos de que la cosa vaya a cambiar.