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Los míticos Rocky de los ochenta


Pocas colecciones mantengo ya. Los relojes los he ido vendiendo, incluso los old-school más carismáticos que tenía, como el F-84. De lápices de colores (que también me encantaban por ser de ese tipo de cosas que mezclan la historia mas nostálgica con la simplicidad) hace mucho tiempo que decidí dejar de comprar y cancelar su búsqueda, tras haber conseguido los de la mayoría de marcas importantes. De pilas (me encantaban las pilas de 1,5 voltios) también dejé de acumularlas: hace muchísimo que no las tengo.

Por necesidad unas veces, otras por decisión personal, dejé de acumular y guardar.

Los tres productos que marcaron tu infancia


Seguramente si nos pusiéramos a realizar un listado entre la mayoría de nosotros, respecto a los artículos que solíamos usar en nuestra infancia, habría algunas cosas que se repetirían y, entre ellas, las que más se nombrarían serían estas tres: un F-91 de Casio, el bolígrafo de Bic, y las tiritas o apósitos de Hansaplast.

El bolígrafo de Bic es esencial, se trata de uno de esos artículos al que todos recurríamos o bien como nuestro bolígrafo habitual o, en el caso de que tuviésemos otro modelo favorito, como un Inoxcrom Rocky, para casos de apuro.

Cómo construir uno mismo una zona de agarre blanda para el bolígrafo


Siendo el Inoxcrom Rocky uno de los bolígrafos más ligeros del mercado (y sin posibilidades de que ningún otro vaya a desbancarlo, al menos a corto plazo), y uno de mis favoritos, y visto que un bolígrafo con zona de agarre acolchada es tremendamente difícil de encontrar (hay muchos, pero no uno que sea bueno en todo y con recambio intercambiable -dejando de lado en parte el Pelikan Beat Pen, que ya mencionamos aquí, claro-), me surgió la idea de por qué no añadirle un elemento que cumpla la función de zona de agarre almohadillada, algo como los accesorios que se vendían antes, pero más casero, más fácil de adquirir y también barato, y que se pudiera encontrar en casi cualquier parte.

Estaba pensando en tuberías de goma, o en tubos de plástico, pero la mayoría son demasiado duros y casi sería como dejar el bolígrafo sin nada. Entonces decidí probar con el capuchón de un aplicador de gotas.

Y tras el 3310, ¿qué otros productos míticos podrían volver a fabricarse?


El reciente anuncio de la llegada al mercado del Nokia 3310 no es más que la confirmación otra vez, y de nuevo, de la pujanza y el éxito de los productos y artículos más duraderos y robustos de hace años. Curiosamente la mayoría de esos artículos no son recordados hoy por su avanzada tecnología, por la bondad de su memoria o por su display de nítida visión, sino por otra cualidad: su durabilidad. Era esta, en la mayoría de ocasiones, lo que agradecía la gente y lo que después de tantos años hace que regrese a su memoria.

Nokia no es más que una de tantas compañías que intentan aprovechar esa moda de lo retro, como en su día hizo BMW con el Mini, o Fiat con el 500, y tantas otras marcas de tan variados productos (Phoskitos en bollería, Nocilla en dulces...).

Los tres mosqueteros (y un cuarto en discordia)


Lleva tiempo rondándome por la cabeza el deseo de escribir este post. En él quiero hablar de personas cuya filosofía acerca de objetos, máquinas, mecanismos de uso cotidiano y útiles me ha influenciado en mayor o menor medida y, de manera inevitable, me he sentido muy identificado con ella.

Las tres son personas a las que he conocido virtualmente, pero eso no le quita valor al hecho en sí, más bien todo lo contrario por la dificultad que encontramos muchos de nosotros a la hora de valorar a una persona a la que no conoces.