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Project Lobster y similares pueden tener los días contados


Como seguramente muchos sabréis, Lord Wilmore ha echado definitivamente el cierre. Tras haber sido pioneros en la venta de gafas graduadas online, y con la constante presión del lobby (léase las ópticas) para que cerrara sus puertas, al final han tenido que ceder. Parece ser que las ópticas no han visto con buenos ojos la competencia de estas páginas que ofrecen gafas graduadas a unos precios competitivos, y con la excusa de defender lo indefendible (que es una cuestión de salud y que las gafas solo deben comprarse en ópticas, cuando en realidad son los ópticos los que peor suelen atender y sus precios abusivos están super-mega-inflados, como ya os contamos sobradamente por estas mismas páginas - y en varias ocasiones, aquí y aquí, sin ir más lejos -), presionan para que quienes ofrecen sus gafas a través de Internet, no puedan venderlas.

Lord Wilmore ha sido la primera en caer, pero seguramente Project Lobster será la siguiente. De hecho, con Lobster nos pusimos en contacto hace algunas semanas, precisamente, aunque no obtuvimos respuesta alguna, lo cual es bastante significativo de que las cosas no les suelen ir muy bien. Nos preguntamos qué sentido tiene cerrar páginas en España, si al final el cliente que quiera va a adquirir esas mismas gafas graduadas online, pero fuera de nuestras fronteras. Lo único que hacen los ópticos es intentar quitarse competencia, para que puedan seguir teniendo el monopolio de un mercado que por obligación, y por prescripción médica, muchos tenemos que costearles. Así, se entiende que marcas como Ernest no hayan querido comercializar sus productos online, porque en España una marca de gafas lo tiene muy difícil: o pasa por el aro de las ópticas y les vende a ellos, o se los cargan. Así de simple.

Mi desventura con MultiÓpticas


MultiOpticas (hoy MO, como ellos la llaman), siempre fue una marca querida para mí. Ya desde pequeño, era la preferida en mi familia, antes que otras competidoras como Navarro Optico (también hoy venida a menos) o similares. Hace unos años decidí adquirir allí unas gafas, con un experiencia bastante desastrosa: el muestrario era minúsculo - solo pude probar dos o tres modelos, no tenían más -, y aunque la señora se esforzaba (una atendía y tres mirando, como si fuera un circo, ya suponéis) la experiencia no fue nada grata.

En teoría elegí unas gafas robustas, tanto es así que la chica para demostrarme lo robustas que eran las abre, las retuerce (literalmente) y las dobla. Porque, según ella, la pasta "lo aguanta todo".