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Todo ha cambiado para no cambiar nada


Antiguamente acudía a las tiendas para comprar cintas de casette. Luego, hacía lo mismo con los disquettes, yendo a una pequeña tienda donde tenían una de las mejores marcas y más competitiva en calidad/precio (hoy la marca sigue existiendo, pero en manos de otra compañía y sus productos son muy defectuosos). Hoy voy a por pendrives o memorias USB. Al final, lo único que ha cambiado son mis años, y que los precios son mucho más caros.

Pero bueno, sí es verdad que han cambiado detalles que puede que pasen desapercibidos a los jóvenes clientes de ahora. Porque hoy hay menos tiendas, estos productos tienden más a adquirirse por Internet y, además, su calidad, por lo general, es peor. Difícil es encontrar uno de estos dispositivos de grabación que esté hecho en Alemania (como los antiguos Basf), en Holanda (como las antiguas PDM), o en algún otro país europeo.

Leer la valoración de un producto o una marca, puede hacer que cambien de opinión los consumidores


Así se desprende del estudio "Trend Radar 2019" de Simon-Kucher & Partners, en donde se desvela que las valoraciones y opiniones que los consumidores leen sobre una marca puede hacer que éstos cambien de producto en un 33% de las ocasiones. Así, no es extraño que - como también se menciona en ese estudio - más de la mitad de las empresas (el 54%) considere que las valoraciones que se hacen sobre sus productos son muy importantes. Otras valoran como "un poco" importantes - el 29 % -, y el 17% cree aún que las valoraciones no inciden sobre la toma de decisiones de sus clientes o/y consumidores.

Según esta encuesta, se pueden clasificar a las compañías en cuatro grandes grupos, dependiendo de la gestión de sus valoraciones: los regazados (personas que todavía creen que no es importante que se valoren sus productos, que son un 17% como comentábamos), los que tienen una estrategia definida pero sin cumplir, los que ejecutan esa estrategia, y los que siguen activamente las campañas de valoraciones pero sin implicarse en ellas.

La gran mentira del Cola-Cao y sus grumos


En una popular cadena de supermercados - no voy a dar marcas - hay un producto de cacao en polvo que cuesta una tercera parte de lo que vale un bote de Cola-Cao (y, por cierto, fabricado por una empresa española). Si lo viertes en una taza, lo agitas, quedan los mismos grumos que el Cola-Cao. Pero resulta que ahora me entero que los grumos es algo que Cola-Cao quiere apropiarse para sí.

Cola-Cao, la marca de Idilia Foods, ha contratado a Tiempo BBDO y Havas Media, agencias de imagen, para difundir esa creencia de que los grumos son eso, exclusivos de Cola-Cao. Nada más lejos de la realidad, y como suele ocurrir en este tipo de publicidades falsas - porque es lo que son, falsas - se intenta dar un mensaje tergiversado para intentar colarnos una mentira como una verdad.

Marcas que se esconden en subcontratas hasta para dar regalos


No suelo participar en promociones de marcas de alimentación porque, la mayoría de las veces, o son una estafa o no merece la pena el esfuerzo que tienes que invertir para participar (rellenar pesadísimos cuestionarios, darte de alta en redes sociales, subir fotos o tonterías varias...). Pero me llamó la atención el sorteo de BiFrutas (una bebida que hereda la imagen de Zumosol, ya sabéis que Pascual vendió Zumosol a los turcos Toksoz y, desde el fallecimiento de Pascual, la firma no ha levantado cabeza -tanto es así que han tenido que cambiar de nombre, ahora se llaman "Calidad Pascual-). Pero decido probar a ver qué se cuece detrás de este rimbombante sorteo (no es que me excite mucho una vuelta al mundo, sinceramente, y además su "vuelta al mundo" está llena de "trampas").

Tras realizar todo el proceso de registro, me piden subir dos fotografías: una del código en sí -que va en el envase-, y la otra del ticket de compra (debe ser porque no se fían de si compraste tu caja de zumo, o la robaste..., en fin). Lo que me llama la atención es que piden todo eso incluso antes de saber si te ha tocado o no, lo cual no tiene sentido alguno: ¿no habría sido más fácil pedir escribir el código y luego, si es que te ha tocado algo, pedirte lo demás?

Cómo la presión ha llevado a que un producto cambie de nombre


No suele ser habitual, pero a veces ocurre. El nombre de un modelo de cualquier producto, pero sobre todo de un coche, suele ser algo muy importante, en el que se invierte mucho dinero y medios, porque tiene que identificar perfectamente lo que ese producto quiere transmitir. Pero cuando esto no sale tan bien, y el nombre lleva a problemas, el fabricante (o la marca que lo comercializa) suele resistirse a cambiarlo.

Pero otras veces la marca obra con lógica y, aunque tarde, hay que reconocerle a Kia su mérito. El fabricante coreano tenía como uno de sus modelos más famosos y exitosos del segmento C (utilitarios por encima de los compactos medios) el Kia cee'd. Este curioso y "molesto" nombre era un quebradero de cabeza constante: a veces se escribía como Cee'd, otras como C'eed, y otras como ceed. Desde hace tiempo algunos decidimos nombrarlo con la lógica más razonable y que debería haber sido la que tendría que haber elegido Kia al traerlo a Europa: "Ceed".

¿Quién maneja nuestras marcas preferidas?


Cuando nos vienen a la memoria marcas como Paredes, Kelme o Crube, tendemos a imaginarnos a nuestros recuerdos de niños con ellas, a nuestra infanca, y a personas que han vivido la historia de la marca desde hace muchos años, que prácticamente de forma constante las han lucido, llevado y usado con orgullo. Pero no, nada más lejos de la realidad.

Toda esa imagen, que se encargan muy bien de publicitar y destacar esas mismas firmas, recurriendo a valores como "retro", "calidad", "duradero", "histórico" (e incluso "mítico", en el caso de Paredes, casi nada...), es simplemente eso: imagen. Una cortina de humo. Puro escaparate. Normalmente los dueños de esas marcas solo se dedican a contar las ganancias y a cuantificar ventas, de todo lo demás hace tiempo que "pasaron del tema". Detrás de esas marcas se esconden empresas de marketing y de imagen, que se encargan de que te creas lo que no son mas que ficticias realidades en tu imaginación, que se dedican al cacareado "social branding" y similar, en aras de hacerte creer que son las marcas de toda la vida. Las mismas que conociste en tu infancia e incluso las mismas que conocieron tus padres. Pero no.

¿Cuánto cobra un "influencer" por mencionar tu marca?


Sí, aparecer y que vean tus marcas en medios escritos de Internet por lo general cuesta dinero. Y más aún si mueves a un número de seguidores bastante digno. Para que os hagáis una idea, y según un estudio hecho en Reino Unido por Morar Research, para que un influencer mencione tu marca deberás desembolsar la friolera de 75.000 libras (unos 83.700 euros). Viendo estas cifras me da cierta risa sabiendo las ridículas inversiones que hacen, generalmente, las marcas en España. Obviamente en la difusión por Internet estamos -como desde su nacimiento ocurrió- en los últimos puestos en la Península.

También es cierto que esas cifras las mueven los influencers más cotizados, es decir, aquellos más famosos y que son más visibles. Pero aún así también me parece un poco de sonrojarse cuando en esos sitios los departamentos de marketing dedican tantos recursos para la difusión de sus productos, y en España muchos de los medios especializados tienen que conformarse con que les cedan el producto en sí, y hasta ya pueden darse por contentos con eso.

La importancia de una buena review


Buscando entre zapatillas de Paredes, me he dado cuenta de algo curioso: si en el buscador de Google ponemos su modelo "Paredes Ecology", vemos que entre los casi 395.000 resultados, ni más ni menos, quien aparece en primer lugar es el blog de Guti y su review sobre las Ecology Serraje. El caso es que, si seguimos buscando, el siguiente link en aparecer que no sea una tienda es este mismo blog, en el análisis que realizamos en su día sobre ese modelo. Resulta llamativo que ambos resultados aparezcan incluso por encima de las tiendas más populares, e incluso por encima de las mismas páginas oficiales de la marca.

Algo similar ocurre con Yumas, cuya review que realizamos en Duraderos aparece también en la primera página de Google.

La empresa que vende un único producto (y dicen que es el mejor)


Toni Estellé, cansado un día de vender muebles, se preguntó por qué no se lanzaba él a la aventura con su propia compañía y, de esta forma, se aprovechaba de los medios digitales actuales para así crearse un hueco. Hay marcas que apuestan por ofrecer muchos productos, y una gran variedad (Casio, Orbea...) y, otras, prefieren ofrecer pocos pero elitistas (Greubel Forsey, MMR..., por seguir con el mismo tipo de producto). Y luego hay otras, cada vez más, que intentan apurar y ofrecer una variedad no muy extensa de productos, cada vez más "condensados" (por ejemplo, Philips va hacia este tipo de compañías).

En el punto medio encontramos las que, por unas cuestiones o por otras (porque no pueden, porque acaban de aparecer -como es el caso- o porque les interesa -que también parece ser el caso) ofrecen un único producto, o un par de ellos, "para todos", y sin ser elitistas ni buscar la exclusividad con un precio elevado.

¿Merece la pena comprar relojes nuevos?


Ya ves que el titular, por poco visto, resulta hasta extraño. Normal, lógico, todo lo que ves, lees o consultas por internet intenta venderte algo, de manera que ver un artículo con todo lo contrario nos parece muy chocante, y esa es la diferencia entre los medios que viven para colocarte el producto más caro que te puedan incrustar, y una web como nosotros, independientes de mercaderías y mercados.

Tampoco es que queramos quitarte la ilusión de adquirir relojes nuevos, lejos de nosotros tal cosa, pero sí hacerte ver de alguna forma otras perspectivas que no suelen aparecer comúnmente.

El "qué dirán" SÍ es importante en los productos de consumo


Hace tiempo llevaba un blog de bicicletas que tuvo un relativo éxito, en donde hablaba de marcas, componentes, noticias, lanzamientos... Aunque ya lo he abandonado (puede que en un futuro lo retome, no lo sé), lo siguen visitando bastantes personas, y algunas me escriben consultándome algunas dudas. Estos últimos días lo hizo un chico, el cual quería adquirir una bicicleta y dudaba entre una BH y una Giant. Por cómo se portaron en su día (cuando simplemente les pedí el manual de la BH recién comprada que adquirí, y me ignoraron), y por mi experiencia con la gente de BH (entre otras cosas, cuando la actualicé) le recomendé encarecidamente la Giant.

No digo que en BH se hubiesen molestado en enviarme una copia (aunque fuera en pdf) de su manual, simplemente con una respuesta de que no podían hacerlo, de que no les apetecía o de que no les daba la gana, hubiera sido suficiente para mí. Una respuesta. Un minuto de su tiempo. Pero ni eso. Lo mismo me ocurrió cuando les consulté sobre la restauración del cuadro de la Over X.

Se ríen y se burlan en tu jeta


Gracias por el piropo...
"pero con tu cara de moco no me sofoco".

Creo que poco mas se puede decir de esta campaña publicitaria de Vodafone. No solo tienen la desfachatez de abusar con sus tarifas, servicios, y de ser totalmente ineficientes en su gestión con los usuarios y con los clientes sino que además, en el colmo del despropósito, llegan a mofarse de todos ellos.

De Vodafone he sido cliente unos años, y fue tan nefasta mi experiencia que de ningún modo quisiera volver. Les acompaño en sentimiento para los que aún sigan presos de los ingleses.

¿Buena estrategia de ventas, o puro consumismo?


Una vez más, Swatch vuelve a presentar la campaña "Hits & Hots", consistente en que todos los que adquieran un reloj de la marca suiza podrán optar, por 25 € más, a un segundo reloj. Desde el grupo relojero aseguran que este segundo reloj tendrá un precio de entre 50 € y 145 €, es decir que por muy mala suerte que tengas y "te salga" el reloj más barato posible (el modelo se elije aleatoriamente y no dan la posibilidad de elegir cual será ese segundo reloj que nos llevemos), en teoría habrás obtenido, como mínimo, una rebaja del 50% (de ese segundo reloj).

Dejando aparte que relojes de Swatch a 50 € pocos he visto (se nota que se los reservan para promociones así), uno no puede dejar de preguntarse si campañas de este tipo son buenas estrategias de ventas, o más bien es una muestra más de animar el consumismo y la compra compulsiva.