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Ni siquiera Rolex fabrica sus Rolex


Por raro que parezca, hubo un tiempo en que los relojes de Rolex se los fabricaban otros. Una de esas marcas que realizaba los calibres para grandes manufacturas de lujo era la firma Cortébert, que no solo producía los calibres para Rolex, sino que algunos de sus movimientos fueron también a parar a IWC.

En los años 40 la fama de esta firma era tan prestigiosa que realizó una gama especial para el ferrocarril, de hecho fueron ellos los que asistieron e impulsaron la relojería rusa durante los años 20, y el conocido como Molnija ruso fue en realidad el reloj de bolsillo Cortébert 616.

¿Cómo debía ser antes un reloj?


Quizá las cosas no han cambiado tanto. Antes, como ahora, un reloj debía ser resistente y robusto, pero en otros aspectos las diferencias son notables (entre las principales, la precisión, por supuesto).

Esta publicidad de la marca española Quillet nos puede servir perfectamente para compararlo. Está fechada ni más ni menos que en el año 1928, hace la friolera de casi cien años. Por aquel entonces vemos cómo a los relojes de bolsillo se les denominaba "cronómetros", en realidad se usaba como sinónimo ya que el cronómetro en sí tardaría bastante en hacerse popular.

Cibelcao, el cacao que se adelantó a su tiempo


Dicen que hay casos que mueren de éxito, y otros que se adelantan tanto a su tiempo que acaban siendo unos incomprendidos y hasta menospreciados. Quizá un ejemplo de ello sea el caso que nos ocupa. Durante los años setenta fue relativamente popular el cacao en polvo de La Cibeles, comercialmente conocido como Cibelcao. En una época en la que enriquecer alimentos era algo muy poco habitual, Cibelcao añadía ya entre sus ingredientes fósforo y calcio. Su base, sin embargo, sigue siendo muy habitual entre los cacaos solubles de marca blanca actuales: era la harina (dextrinada), aunque no especificaban qué clase de harina. Hoy muchos fabricantes (lo hemos visto en esta misma publicación en otras ocasiones) usan harinas de arroz o de trigo. Nesquik, sin embargo, usa azúcar (de ahí que el Nesquik pueda disolverse tan fácilmente con leche fría).

En su época, hablamos de los años setenta, los mejores del mercado eran, sin embargo, Cola-Cao. A diferencia de ahora (que usan la terrible nuez moscada), cuando Cola-Cao era de Nutrexpa (y tenían el guión en medio en su nombre, por cierto), sus ingredientes, además de fosfato bicálcico, era la crema de cereales malteados, y aromatizantes.

Los míticos Rocky de los ochenta


Pocas colecciones mantengo ya. Los relojes los he ido vendiendo, incluso los old-school más carismáticos que tenía, como el F-84. De lápices de colores (que también me encantaban por ser de ese tipo de cosas que mezclan la historia mas nostálgica con la simplicidad) hace mucho tiempo que decidí dejar de comprar y cancelar su búsqueda, tras haber conseguido los de la mayoría de marcas importantes. De pilas (me encantaban las pilas de 1,5 voltios) también dejé de acumularlas: hace muchísimo que no las tengo.

Por necesidad unas veces, otras por decisión personal, dejé de acumular y guardar.

Cómo hacer resurgir una marca sin aparente valor


Me ha llamado la atención el modelo Torpedo Pirata Chrono Day Date de Cuervo y Sobrinos, un reloj que, por cierto, es espectacular se mire por donde se mire. En el frontal, bajo la etiqueta de la marca, vemos el año de 1882 y, bajo el fechador, la palabra "Habana". En efecto, la firma de relojería tenía su sede en una tienda de La Habana (Cuba), pero ya desapareció hace mucho. Lo que me ha llamado la atención es esa fecha, de 1882, y los artificios que usan algunas marcas para evocar su historia y su pasado, aunque no tengan ya nada de ambas cosas. Cuervo y Sobrinos es un ejemplo de todo ello, vendiendo relojes de alto lujo y gran refinería - como puede verse -, pero con una marca que pillada un poco "de refilón", puesto que este Torpedo Pirata mismo no tiene ni un movimiento de la casa (su maquinaria es una Valjoux 7750).

Cuervo y Sobrinos era una firma de relojería que nadie daba ni un céntimo por ella, tanto es así que la marca se mantuvo solitaria, sin dueño y caducada durante muchos años - desde principios de los cincuenta -, hasta que un día 3 de septiembre del año 1997 un empresario italiano, Salvatore Musumeci, la redescubre y decide adquirirla. Este señor era un hombre especializado en colecciones de joyería y relojería, específicamente dedicado a objetos antiguos (anticuario).

El euro en la historia de Correos


A principios de siglo, Correos editaba un folleto para explicar la transición de las pesetas a los euros y, a la vez, informar de cómo se realizarían esas operaciones en las ventanillas de sus oficinas, agencias y sucursales. Con una redacción somera, fácil de entender y yendo a lo importante, en el folleto se explicaban las fechas de entrada oficial del euro (el 1 de enero de 2002). Había un periodo digamos "de gracia", en el cual ambas monedad coexistirían aunque, en todo momento, el cambio en Correos se daría en euros. Este periodo comprendía el mencionado 1 de enero, y se extendía hasta el 28 de febrero de 2002.

Este documento, que forma ya parte de la historia de Correos, nos informaba también del tipo de cambio, de cómo aplicar el redondeo, y aconsejaba también utilizar todos los sellos ("estampillas") en pesetas antes del mencionado 28 de febrero, tras lo cual dejarían de ser también válidas.

El nacimiento de la relojería


Las clepsidras (relojes de agua) eran conocidos por los egipcios, quienes le atribuyen su invención a Cteribio. Pare parecen haber sido los chinos quienes lo inventaron primero, quienes lo mencionan como una de sus más notables invenciones. De Egipto pasaron a Grecia, pues, y de allí a Roma.

Las clepsidras eran raras en Roma; pero había algunos de lujo. Como era necesario renovar con frecuencia el agua, en las casas más ricas había un esclavo específicamente encargado para este menester, para que, fuera de noche o de día, los señores de la casa pudieran conocer la hora que era.

Envases y latas de latón


El latón u hojalata es uno de los envases metálicos más tradicionales y clásicos, y aunque su uso se ha reducido notablemente (además de que muchos de ellos ya no son de latón, sino de aluminio) sigue teniendo ese aire nostálgico que tanto nos gusta.

Por sus propiedades antimicrobianas, el latón era perfecto (lo sigue siendo) para envases de elementos médicos y farmacéuticos, como vendas o apósitos. También era habitual realizar de estas aleaciones envases para alimentos, seguramente que muchos recordáis los envases de galletas o de productos a base de cacao, como Phoscao.

Probamos las pastillas de jabón de Nelia


Hace tiempo que buscaba unas pastillas de jabón de la marca Nelia. La recuerdo porque era la marca que solía comprar mi madre, hace ya muchos años, en el supermercado del barrio. Sin embargo ahora en la mayoría de estos sitios tienen jabón de tocador de muy pocas marcas, principalmente La Toja, Heno de Pravia y marcas blancas.

Hace unos días estuve mirando en grandes almacenes, descubriendo que seguían la misma tónica: marcas blancas y muy poca variedad en jabón de tocador. Supongo que este tipo de productos de limpieza no están precisamente en su mejor momento. Así que ayer me sorprendió una chica con un curioso regalo: pastillas de jabón de Nelia, originales, de la última "hornada" de esta firma -ahora hablaré de su historia-, que había encontrado en su perfumería favorita.

Tecnología mecánica, la tecnología de la segunda oportunidad


Una tarde uno de mis amigos, ex-compañero de trabajo, me llamó para que bajase a la calle. Cuando salí del portal le vi al lado de la acera, junto a una destartalada y antigua furgoneta de Renault. La furgoneta en algún momento de su vida había sido amarilla, sin embargo ahora su color, desgastado por las inclemencias del tiempo y el uso, era más bien cremoso. Dimos una vuelta, para acabar comprobando que realmente era un vehículo que no había tenido precisamente una buena vida -una furgoneta es un vehículo de trabajo, así que imaginaros...-, pero aún así su motor Cleon (así llamado popularmente, debido a la factoría francesa de la que procedían) seguía tirando de ella tan alegremente.

Era una furgoneta que, como suele ocurrir con los vehículos viejos, tenía su "temperamento". En los días lluviosos y fríos le costaba bastante arrancar, aunque el motivo era que a su viejo distribuidor mecánico le entraba humedad y hacía mal contacto. Pero tarde o temprano, o incluso abriéndole el Delco y dándole un poco de calor, mi amigo lograba que echase a andar.

Los horarios de tren y los relojes


Visionando algunos vídeos de estaciones antiguas españolas, de alrededor de la década de los setenta, me ha llamado la atención un hecho muy curioso que se me había prácticamente olvidado: los horarios. En aquellos tiempos los horarios de los trenes no eran como ahora, en los cuales en cada estación y apeadero te informan de una hora aproximada de llegada (luego extrañamente se cumplan, o sean erróneos -como aquí ocurre-, pero ese es otro cantar fruto del abandono y de la dejadez de ADIF), sino que solamente te informaban de la hora de salida, y llegada, del principio y final de la estación. Si acaso, de las estaciones más importantes, pero no siempre.

Es decir, uno podía ir de León (pongamos por caso) a Villamoros de Mansilla, pasando por Arcahueja y Villacete. Pues el horario te informaba de la salida en León, y la llegada -prevista- a Villamoros, dando por hecho -como así ocurría- que en las estaciones -o apeaderos- de Arcahueja y Villacete se paraba, pero a una hora "indeterminada". Trenes directos puede que hubiera (la verdad, yo no recuerdo ninguno), pero no era como ahora que supone un servicio habitual, sino que en aquellos años que un tren fuera directo de un sitio a otro sin hacer paradas intermedias era lo inusual.

La curiosa historia que se esconde detrás del nombre de Rolex


Rolex fue fundada por el alemán Hans Wildorf. No es una marca alemana, sino inglesa, puesto que él y su cuñado (Alfred Davis) empezaron con una empresa de distribución de piezas de relojería en Inglaterra. La marca se denominó inicialmente "Wildorf & Davis", pero montar eso en la esfera del fondo de un reloj no quedaba nada bien. Wildorf buscaba una marca que fuese fácil de pronunciar, de recordar, y que fuese corta, para que pudiera verse bien en el fondo del reloj y quedar centrada, no con espacios en blanco como las combinaciones de varias palabras.

Se dice que Hans Wildorf estuvo probando y probando las letras del alfabeto, mezclándolas entre sí, hasta que se quedó con unos cien nombres, pero ninguno de esos cien nombres le convenció.

Los gánsters y "la ley seca"


Cuando llegué a casa mi "coleccionista de Playmobil" particular me había dejado un regalo: la figura del gánster de la última edición de Playmobil. Se trata de una de las figuras más demandadas y buscadas por los coleccionistas y, en mi caso particular, uno de los pocos modelos que me atraía de los últimos lanzamientos de la famosa firma.

Ambientado en los años 30 del siglo pasado, lo mejor es la reproducción de la ametralladora, la conocida como "Tommy gun", o la "Thompson submachine gun", un arma inventada por John T. Thompson en 1918 y que fue sin duda el arma que el mundo del hampa ha hecho más famosa. El modelo en particular y el más reconocible es el Thompson M1921, aunque esta arma tiene muchos apodos por los que es también mundialmente conocida: "Tommy Gun", "Annihilator", "Chicago Typewriter" (este es muy simpático: "maquina de escribir de Chicago"), "Chicago Piano", "Chicago Style", "Chicago Organ Grinder", "Trench Broom", "Trench Sweeper", "The Chopper", o simplemente "The Thompson". Las referencias constantes a Chicago es porque era uno de los centros donde este tipo de delincuentes prácticamente "campaban a sus anchas", convirtiendo las calles a veces en auténticas batallas campales y casi en zonas de guerra.

Productos con abusivos márgenes de beneficio


A veces cuando adquirimos artículos al por menor somos conscientes, y asumimos, que tenemos que pagar un precio ligeramente más alto, que le pone el minorista para su propio beneficio. Aunque ese precio suele ser elevado si tenemos en cuenta el porcentaje de intermediarios, normalmente no lo es escandalosamente, pero hay artículos donde sí podemos darnos cuenta del enorme beneficio que obtiene un minorista.Y uno de esos artículos son los fósforos o, como se las conoce comúnmente, las cerillas.

Habitualmente suelo llevar conmigo una caja de cerillas de las pequeñas, de las más pequeñas, que solía adquirir en el supermercado. Pero recordé que, hace ya muchos años, en los tiempos en donde fumar era la moda y si no lo hacías casi que uno era "el bicho raro", la excepción, se comercializaban para los fumadores que preferían cerillas unos modelos de las cajas pequeñas con distintos motivos. La verdad es que eran cajas muy bonitas, que se podían incluso coleccionar, y algunas con estética que recordaban a las de los sellos. Decidí acercarme a algunos estancos a preguntar, ya que, suponía, una caja de cerillas de las más pequeñas no deberían ser caras.

Y tras el 3310, ¿qué otros productos míticos podrían volver a fabricarse?


El reciente anuncio de la llegada al mercado del Nokia 3310 no es más que la confirmación otra vez, y de nuevo, de la pujanza y el éxito de los productos y artículos más duraderos y robustos de hace años. Curiosamente la mayoría de esos artículos no son recordados hoy por su avanzada tecnología, por la bondad de su memoria o por su display de nítida visión, sino por otra cualidad: su durabilidad. Era esta, en la mayoría de ocasiones, lo que agradecía la gente y lo que después de tantos años hace que regrese a su memoria.

Nokia no es más que una de tantas compañías que intentan aprovechar esa moda de lo retro, como en su día hizo BMW con el Mini, o Fiat con el 500, y tantas otras marcas de tan variados productos (Phoskitos en bollería, Nocilla en dulces...).

La agradable sensación de estrenar cuaderno


Con la invasión de la tecnología, tablets y ordenadores, seguro que a más de uno se le ha olvidado el placentero momento de estrenar un cuaderno. Recuerdo de pequeño el abrir aquella inmaculada hoja de lo que por entonces denominábamos simplemente "libreta", con sus renglones de dos rayas todavía por estrenar. En el pueblo íbamos a adquirirlas a una tienda de ultramarinos, y cada una de ellas, con un dibujo (o fotografía) diferente en el frontal, era todo un descubrimiento. Siempre me decía a mí mismo que la cuidaría, e incluso que coleccionaría su ilustración del frontal. Por supuesto, antes de llegar a la mitad de sus hojas ya estaba el cuaderno destrozado.

En los ochenta, cuando la moda punk y la música techno nos invadía, nuestro reloj pasó a ser digital y los cuadernos pasamos a llamarlos "blocs", que sonaba más moderno. De las dos sencillas grapas de aquellas humildes libretas (en donde, milagrosamente, nos cabían cinco horas diarias de clase: en mi caso de ocho y media a doce y media, y de dos y media a cuatro y media, para acabar antes en los días de frío invierno y darles tiempo a los que llegaban en autobús desde las aldeas, y que no tuvieran que regresar a sus casas con la noche demasiado caída) nos pasamos a aquellos cuadernos de espiral (¡qué gran invento, los muelles metálicos!).

Las zapatillas en otros países


Cuando hablamos de zapatillas, a veces mencionamos marcas con mucha historia y carisma, españolas, como Yumas, olvidándonos que aunque la historia de la zapatería en España es rica y variada, también lo es en otros países hispanohablantes.

Marcas como Flecha, Bata o Pony también tienen mucha tradición, y en su tiempo tuvieron una gran popularidad. Vamos a hacer un repaso, por tanto, a algunas de ellas a través de uno de sus elementos más cotidianos: la publicidad gráfica. Desde las legendarias Yumas Jet, Hurricane o Condor, hasta las Panam "indestructibles" para soportar el ajetreo diario de los más pequeños, pasando por los modelos de Sportlandia, o los plimsoll de Victoria (en este caso Española). Sin olvidarnos de calzado muy cercano, como las zapatillas Ranchera que "duran tres veces más" y "acortan distancias", o los modelos con mini-bolsillo incorporado de Pocket. Un repaso a parte de la historia de muchas de las zapatillas que es, en la mayoría de ocasiones, nuestra propia historia.

Nuestros colores preferidos para escribir


En los primeros años de colegio teníamos pocas opciones: debíamos escribir en el cuaderno con un bolígrafo de tinta azul, y usando el rojo para ocasiones puntuales y muy "singulares". El profesor tenía la licencia de usar un color un tanto especial: el negro, mientras que usaba el rojo para las calificaciones. Las notas (y errores) en controles y exámenes nos llegaban con un veredicto en ese color.

A medida que "escalábamos peldaños" en el ciclo educativo, y ganábamos en altura y edad, las cosas cambiaban. A partir del Ciclo Medio, lo que ahora sería la Secundaria y, antes, el quinto o sexto curso de la EGB, empezábamos a tener una mayor libertad. Podíamos elegir entre usar bolígrafo azul, o negro, e incluso si queríamos (y si éramos lo suficientemente "hombres" para ello, o locos...) podíamos usar el rojo para escribir todo el tiempo. Los profesores también gozaban de cierta libertad, yo tenía uno que siempre corregía los exámenes con bolígrafo de tinta verde, de esta manera sus correcciones eran más sutiles, no te hacía destacar los errores a rojo, sino que al ponértelos en verde era como si señalase recomendaciones hacia dónde debías mejorar. Me parecía una genial idea, aunque era el único que hacía ésto.

El primer router wifi de Telefónica


Corría el año 2005 y Telefónica empezaba a ofrecer servicios de ADSL con tecnología Wifi en un mismo paquete. Por aquel entonces en mi casa -como en tantas otras- para conectarse a internet había que armar un poco "la marimorena". Como la roseta del teléfono se encontraba en el salón (junto al teléfono que en su día, cuando esto de internet no era más que una figuración aún, se instaló), y mi módem y mi ordenador en mi habitación, tenía que desenchufar el teléfono y lanzar un cable RJ-11 a través de todo el pasillo, con la consiguiente molestia para el resto de la familia (que no le encontraban mucho el sentido ni a los ordenadores ni a internet) y, encima, la anulación del servicio de telefonía mientras estuviera conectado a internet.

Además de las molestias, el trasiego de tanto cable y de poner y quitar hacía que en la ferretería estuvieran de mí hasta el moño de tanto comprar metros y metros de cable telefónico, y aunque las rosetas las cambiaba yo mismo, los cables de conexión de cobre también estaban habitualmente en las últimas.

¿Qué hubiera pasado si Unamuno hubiese usado un smartphone?


Hace poco se publicó un libro inédito de Unamuno, un texto que se centraba en los viajes que este poeta y filósofo realizó junto a su tío por Europa, en 1889, cuando contaba con 25 años de edad. En el viaje, visitaron Italia, Suiza y París, entre otros lugares.

Parece ser que Unamuno, antes de partir de España, adquirió en Barcelona los dos cuadernos de notas que llenó con sus experiencias y pensamientos. Por lo que se puede deducir, en aquel tiempo los cuadernos de notas debían ser notoriamente más voluminosos que los actuales, porque el libro que acaba de aparecer tiene unas 300 hojas en letra impresa, eso supone al menos 400 hojas de letra escrita, estaríamos hablando de cuadernos de unas 200 páginas, algo muy difícil de encontrar (por no decir imposible) en las papelerías hoy.