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Los estudios y su relación con el mercado de trabajo


Hoy en algunas comunidades españolas se han celebrado los exámenes de acceso a los ciclos formativos, la antigua Formación Profesional. He tenido ocasión de hablar con algunas de las personas que han ido a examinarse, y coinciden en la dureza del examen. Lo mismo ocurre con las pruebas para poder obtener el título de Graduado en Secundaria, sé de personas que llevan casi una década tratando de sacarse ese examen, incluso gente inmigrante que, en sus países, han logrado obtener títulos universitarios de notable categoría, cuando llegan a España ni siquiera pueden obtener el título de Secundaria. ¿Cómo, pues, puede ser esto posible?

Una de las explicaciones las podemos encontrar en el discurso de investidura del ex-Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que tuvo lugar cuando logró la presidencia en el año 2011. Allí, el líder de los populares abogaba por lo que él llamaba "la política del esfuerzo", en donde, según sus palabras, se premiaría a las personas más inteligentes, apartando del mercado a las que menos oportunidades tuvieran o/y, menos recursos para estudiar (o fueran menos inteligentes). Esa política ya había empezado hacía muchos años atrás, pero lo que persigue en el fondo es muy más llamativo, grave y dantesco aún, que esa "política del esfuerzo", y para entenderlo tenemos que irnos muchos, muchos años atrás.

Leer la valoración de un producto o una marca, puede hacer que cambien de opinión los consumidores


Así se desprende del estudio "Trend Radar 2019" de Simon-Kucher & Partners, en donde se desvela que las valoraciones y opiniones que los consumidores leen sobre una marca puede hacer que éstos cambien de producto en un 33% de las ocasiones. Así, no es extraño que - como también se menciona en ese estudio - más de la mitad de las empresas (el 54%) considere que las valoraciones que se hacen sobre sus productos son muy importantes. Otras valoran como "un poco" importantes - el 29 % -, y el 17% cree aún que las valoraciones no inciden sobre la toma de decisiones de sus clientes o/y consumidores.

Según esta encuesta, se pueden clasificar a las compañías en cuatro grandes grupos, dependiendo de la gestión de sus valoraciones: los regazados (personas que todavía creen que no es importante que se valoren sus productos, que son un 17% como comentábamos), los que tienen una estrategia definida pero sin cumplir, los que ejecutan esa estrategia, y los que siguen activamente las campañas de valoraciones pero sin implicarse en ellas.

BSafe de la ONU, ya disponible en español


Hace muchos años fui voluntario de la ONU, concretamente de ACNUR - de hecho por algún lado debo tener las credenciales aún -. Por aquel entonces, aunque nos daban mucho material, y muy valioso, no tenían un sistema de créditos ni de certificaciones. Es decir: te formabas, y luego no había nada que certificase que habías estado ese tiempo dedicado a estudios de diversa índole, entre toda la galaxia que ofrecen los distintos departamentos de la ONU.

Tanto es así que - al menos que yo recuerde ahora mismo - tampoco existía un entrenamiento básico para tener una base formativa "sobre el terreno". Por fortuna eso ha cambiado y mejorado muchísimo, aunque siguen habiendo muchos departamentos en donde la formación no te asegura una certificación.