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La agenda A6 de Dohe a medio año de uso


A principios de año os hablaba de cómo adquirir agendas anuales notablemente más baratas cuando pasan las fiestas de reyes. Recordaréis también que, si bien usaba el móvil como agenda, este año volvería al método clásico de utilizar una agenda de papel, tras la experiencia de que algunas citas se me habían pasado con el móvil.

Lo que más temía era que me volviera a ocurrir como en los años noventa, cuando adquiría agendas anuales (o dietarios) y tras los primeros meses de uso con la novedad, acabase luego arrinconada.

Comparativa: mini-cuadernos Dohe vs MiquelRius


El mundo de los cuadernos compactos o "mini-cuadernos" está viviendo una auténtica revolución. En un formato más pequeño y manejable, y con hojas de calidad y en blanco, son ideales para realizar bocetos, dibujos a lápiz y carboncillo, o para escribir si preferimos llevar con nosotros algo mucho más ligero que los logbooks. También para los fabricantes son una ventaja, porque el precio que tienen estos pequeños cuadernos suele llevar a engaño y, a pesar de su tamaño, suelen ser bastante caros, con precios que giran en torno a los tres, cuatro o incluso cinco euros.

Aunque hubo unos años que los utilizaba para dibujar, desde que me pasé a los logbooks (la verdad es que a esos precios compensa adquirir más un logbook) prácticamente he dejado de usarlos. Pero creo que para muchos os resultará muy interesante conocerlos en profundidad, por lo que he decidido traeros a Duraderos.com dos de las marcas líderes en este tipo de cuadernos compactos, ambas españolas: los madrileños de Dohe, y los barceloneses de MiquelRius.

¿Cómo eran las agendas en los años noventa?


Aprovechando que he tenido la oportunidad, y dado que recientemente he tratado el tema de lo completas que eran las agendas de antes, con ocasión de las reviews que he hecho sobre algunas agendas y dietarios de este año, vamos a hacer un apasionante viaje al pasado y, como si acabasen de salir de la editorial, vamos a analizar algunos modelos de agendas de los años noventa.

En algunos de esos modelos han caído sobre ellos más de veinte años, puede que muchos de nuestros pendrives y tarjetas de memoria no puedan decir lo mismo. Por cuestiones de privacidad, en algunas agendas he ocultado información escrita, pero en lo demás la agenda aparece tal y como está ahora, o sea, con muchos años a sus espaldas. Sé que os resultará sumamente interesante esta curiosa comparativa entre las agendas del pasado, cuando ese mercado vivía los últimos coletazos de un tiempo que no se volvería ya a repetir.

El momento ideal para comprar agendas y dietarios


Las Navidades ya han pasado, los reyes ya han pasado, y todo el mundo que tenía que regalar agendas ya lo han hecho. Las tiendas y centros comerciales apuran los últimos restos antes de devolverlas y cerrar la temporada, cosa que ocurrirá en unas semanas. Por lo tanto, es el momento más propicio para hacernos con una agenda, si no lo hemos hecho ya. La razón es que las tiendas saben muy bien que, lo que queda, difícilmente se va a vender ya. De manera que si has tenido paciencia, ahora es el momento de aprovechar, antes de que las retiren de las estanterías.

Hoy voy a aprovechar la ocasión, por tanto, para hablaros de tres modelos de agendas diferentes y comentaros sus pros y sus contras, por si os resulta de utilidad antes de acercaros a vuestra papelería preferida. Una de ellas, precisamente, será también mi agenda de este año, en concreto una Dohe.