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Comparativa: filtros ADSL de Telefónica-Movistar


Dado que he podido reunir los primeros filtros para línea ADSL con wi-fi (los que ofrecían en Telefónica a mediados de la década pasada, cuando empezaron a distribuir wifi) con los últimos que, ya bajo la denominación Movistar, la firma española ofrece en su "home station ADSL", he decidido hacer una pequeña comparativa viendo lo mucho que ha cambiado este servicio en los últimos diez años.

Lo primero que llama la atención es que su kit ADSL actual con wifi es un poco "para tontos". Mientras el primero te permitían configurar todos los parámetros (incluso tenías que poner las DNS manualmente), en el último llega precargado de fábrica. Es más, hace unos años la configuración se realizaba a través del portal Alejandra, dándoles más control a Movistar. En los últimos años (al menos en algunos routers) ya se puede de la forma más lógica, o sea: la de toda la vida, accediendo a la configuración del módem-router ADSL de Movistar desde el navegador (192.168.1.1) y con la clave y usuario por defecto (1234 en ambos caso). En algunos casos (como en los Telecom BHS-RTA) puede ser necesario reiniciar el router a los parámetros por defecto antes de hacerlo (mantener pulsado durante unos diez segundos el agujerito de "reset" de la parte posterior del módem-router, con un objeto punzando -la punta de un bolígrafo-).

El primer router wifi de Telefónica


Corría el año 2005 y Telefónica empezaba a ofrecer servicios de ADSL con tecnología Wifi en un mismo paquete. Por aquel entonces en mi casa -como en tantas otras- para conectarse a internet había que armar un poco "la marimorena". Como la roseta del teléfono se encontraba en el salón (junto al teléfono que en su día, cuando esto de internet no era más que una figuración aún, se instaló), y mi módem y mi ordenador en mi habitación, tenía que desenchufar el teléfono y lanzar un cable RJ-11 a través de todo el pasillo, con la consiguiente molestia para el resto de la familia (que no le encontraban mucho el sentido ni a los ordenadores ni a internet) y, encima, la anulación del servicio de telefonía mientras estuviera conectado a internet.

Además de las molestias, el trasiego de tanto cable y de poner y quitar hacía que en la ferretería estuvieran de mí hasta el moño de tanto comprar metros y metros de cable telefónico, y aunque las rosetas las cambiaba yo mismo, los cables de conexión de cobre también estaban habitualmente en las últimas.