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Cazo de Cromargan de WMF


Desde que tuve en mis manos un candado con aleación de titanio (por cierto, nos queda pendiente hacerle una review), ya pocas cosas me sorprenden respecto a aleaciones. Sin embargo, en el tema del menaje de hogar y la cocina, reconozco que los fabricantes lo tienen muy complicado. Si elijes recipientes de plástico, a los pocos días te acaban quedando oscuros y con un aspecto muy feo, eso sin contar que, obviamente, no los puedes poner al fuego ni en el microondas. Si elijes de cristal, pueden romperse, y tampoco puedes cocinar con ellos. Si elijes metal, éste tiene que ser de muy buena calidad, porque hay un riesgo muy elevado de toxicidad. Incluso hay fabricantes que hasta se atreven a vender recipientes de aluminio, y se quedan tan anchos. Otros optan por esmaltarlos, pero en cuanto se deteriore el esmalte (o incluso puede que nos llegue deteriorado de fábrica, como vimos aquí con algunos productos de Ibili) tendrás que desprenderte de él o usarlo como adorno puesto que, además de correr el riesgo de que minúsculas partes de esmaltes se mezclen con la comida, el metal que hay debajo y que sirve como base no suele ser nada saludable.

Nos queda, por tanto, el acero o el titanio. Por precio, el titanio se descarta automáticamente. En cuanto al acero, existen diversos grados de calidad, y los que se admiten para cocinar son muy pocos (de hecho, solo uno es más o menos seguro, el AISI 304).