50 euros por un Zippo de los más básicos



Durante tres días hemos estado hablando con vendedores, recorriendo las calles y pisando tiendas especializadas, para comprobar de primera mano lo que ocurre con los encendedores o, más propiamente, mecheros, de Zippo y sus numerosos "clónicos" venidos de China.

En muchos locales no tienen Zippo, reconocen que no quieren arriesgarse con un producto tan caro. Miramos sus estanterías y pronto lo entendemos: sus expositores están llenos de "baratijas", encendedores de las marcas más dispares a dos y tres euros, algún llavero de adorno, revistas y cajas pequeñas de golosinas. Decidimos entonces acercarnos a uno de los más grandes centros de venta de útiles para fumador, un estanco "modernizado" en tendencia a los tiempos que corren, con sección de revistas, prensa, quiosco y material de oficina. Abierto todo el día - incluso festivos -, es uno de los locales mejor abastecidos de este tipo.




El dependiente, un señor de bigote cano, alto y de mediana edad, nos recibe un poco lacónicamente, pero se encuentra solo y tras un intercambio breve de palabras, nos damos cuenta que es una persona bastante cordial y dicharachera. Nos confiesa que ni tiene ni piensa ofrecer Zippo, ni encendedor de gasolina alguno, pero nos emplaza a buscarlo en un par de locales especializados, de uno de ellos incluso nos da el nombre. Le decimos que ya hemos estado, y nos remite entonces a Internet. Pero, ¿no había que promocionar el comercio local? Con aires de resignación, nos dice que no con la cabeza, que ese tipo de negocios están acabados - y eso que él regenta uno de los más importantes -, y que el público acabará adquiriendo todo tipo de artículos, incluso algo tan elemental como un encendedor, por Internet. Al principio no entendemos el por qué, pero pronto lo descubriremos.

Al salir de allí pasamos de refilón por uno de los barrios más populosos de la ciudad, y nos colamos por una estrecha calle. En esa zona abundaban en tiempos las tienduchas de ultramarinos, hoy apenas sobreviven un par de bares. Nos encontramos entonces con un minúsculo estanco, metido en una esquina, que presenta un aspecto de abandono bastante siniestro y un escaparate anodino. Pero ya que estamos, decidimos entrar. Preguntamos entonces por encendedores de gasolina, y el vendedor, un tipo tan siniestro como el local que regenta, nos arroja sin más ante nosotros un clon de Zippo chino. Tratamos de entablar conversación, pero enseguida nos damos cuenta que no suelta prenda. Le inquirimos sobre la marca del encendedor, un TriStar que vende a poco más de un euro, y nos mira como si fuésemos extraterrestres. Evidentemente, él es el primero en ser consciente de que nos vende una auténtica basurilla, una baratija. Y así lo deja claro: "pero es barato".



Salimos de allí y nos vamos a otro estanco, que hace a la vez de administración de lotería. Lo atiende una señora bastante mayor, que se refugia tras una mampara transparente para protegerse de la COVID-19, algo lógico puesto que su local sufre un continuo trasiego y, situado en los bajos de un antiguo edificio, su diseño responde más bien al de los antiguos locales donde todo el mundo charlaba, fumaba y se reía codo con codo sin ningún problema, muy lejos de los asépticos y amplios espacios que se recomienda ante una pandemia como la que nos azota.

Enseguida cuando le hablamos de Zippo pone caras raras, nos dice que no le quedan pero, en nuestro papel de reporteros le preguntamos la razón. Y entonces añade, poniendo gesto de sorpresa:

- ¡Son carísimos y aún así se venden solos! -. Cuenta, sin tratar de ocultar su extrañeza por este repentino interés sobre unos encendedores/mecheros, que hace no tanto nadie quería.

- ¿Es la moda? - Le intentamos preguntar mientras no sale de su asombro, repitiendo gestos encogiéndose de hombros.

- La gente los regala mucho -. Añade.



Entonces nos damos cuenta de un detalle: puede que la gente no los use, pero sí los regale. Así que, para regalar, lógicamente uno prefiere dar el original, no una burda copia china que, además, está llena de riesgos (mejor no jugar con fuego en estas cosas, tratándose de un mechero).

Cruzamos media ciudad y esperamos ante otro pequeño local donde venden encendedores. Lo atiende una jovencita de estatura alta, con gafitas redondas y un gesto amable. Sin embargo las minúsculas dimensiones del establecimiento nos obligan a permanecer en la calle, esperando aguantando el frío. Dentro está una amiga de la dependienta, de melena rubia, charlando animadamente y cargada de bolsas. Espera inútil, porque nos vuelve a decir que también está sin Zippo. No hay Zippos en casi ningún sitio de la ciudad. Entonces recordamos el consejo del experto estanquero de la mañana, que nos sugería acudir a una galería comercial como alternativa a Internet. Llegamos allí. El estanco es amplio y luminoso. Bajo la atenta mirada de un aburrido vigilante de seguridad, entramos. Nada más preguntar, nos señala un expositor que habíamos pasado por alto al cruzar la puerta. Nos damos de bruces con el caracerístico logo de la compañía de Bradford. ¡Por fin! Pero la dependienta extingue nuestra euforia enseguida:

- Valen cincuenta euros.

¡Cielos! Nos quedamos en blanco. ¡Cincuenta euros! Le inquirimos que si el cromado - el más básico, el que Zippo vende a menor precio - cuesta eso, y nos dice que ese, y a partir de ahí todo lo que quieras - o lo que puedas - pagar. ¡Más del doble del precio oficial! Tratamos de que nos explique el por qué de ese abuso, pero es reticente a decirnos nada:

- O lo tomas o lo dejas -. Dice a modo de ultimátum. Claramente, tratan de aprovecharse de esta especie de fiebre por los Zippo. Aún así, no dejamos de fijar nuestra vista en aquel expositor de encendedores americanos: a 50 euros, ¡y muchos de ellos ya están vendidos!



Tratamos de insistirle a la señora, recurriendo a todo tipo de estrategias, incluso "amenazándola" con pedirlo por Internet. Nos dice que busquemos por la Red, pero si lo queremos allí y ahora, tenemos que pagar su precio. Obviamente damos media vuelta y salimos a toda pastilla. El vigilante de seguridad parece haberse asustado también con el precio, porque ya ha desaparecido de nuestro lado.

Continuamos hasta otro estanco, pero la larguísima cola de espera en la calle nos hace desistir de ese postrero intento, y decidimos concluir ya nuestro periplo en busca de esos populares mecheros. Llego a casa y enciendo el ordenador. Me pongo a buscar Zippo originales. Hay pocos, pero los hay, a precios más contenidos y lógicos, incluso pagando la "sobretasa Zippo" para Europa (la filial francesa de Zippo, que los distribuye al Viejo Continente, nos los vende a los europeos a más del doble de su precio original estadounidense). Todos quieren ganar con esta fiebre por los Zippo. Pero así y todo, por Internet uno los encuentra en torno a los 30 euros sin mucha dificultad. Ahora entiendo por qué el señor estanquero tan simpático nos decía que su negocio estaba acabado. Lógico. Sin existencias, y con las pocas que hay vendiéndose por las nubes, la gente más inteligente acudirá a Internet. Los que no puedan hacerlo, tendrán que conformarse con una burda copia de Zippo chino.



Entonces recuerdo mis clones chinos de Zippo: los Star, los TriStar..., que adquirimos para nuestros reportajes. Hace tres días que recargué de gasolina uno de ellos, con grave riesgo de quemarme en el intento. Eso no suele ocurrir con un Zippo. Trato de encenderlo. Tres días, y todo el combustible ya se ha evaporado. Increíble. Y eso que parecía que su depósito estaba mejor implementado que en los Zippo originales. La mecha se ha carbonizado, la piedra cuesta un mundo rascarla y uno se queda con el dedo negro de tanto intentarlo y, para más lamento, el algodón que usan no retiene nada. Al principio te sale la gasolina por todos lados y se te prende todo el encendedor, y a los dos días, ya se te ha evaporado la nafta.

Así que no queda otra. Los chinos no son una alternativa, y por algo su irrisorio precio. Por algo todo el mundo demanda el Zippo original. Los competidores chinos, simplemente, no son rival. No están a la altura.

| Redacción: esRevistas.com / esRevistas.blogspot.com




| Zippo | | TriStar | | Star | | Champ |

6 comentarios :

  1. Muy interesante el reportaje de investigación. Porque ciertamente es engañoso, veo el reportaje y en cuanto a aspecto el que más convence es el Star, incluso más que el Zippo. Claro, lo compras y luego te llevas el chasco.

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    1. El Star es muy resultón, de hecho ya viste, hasta a mí me engañó cuando lo tuve en las manos. Luego a la hora de la verdad la cosa cambia bastante.

      Ciertamente la diferencia de un Zippo a todos estos "chinos" es bestial. Por desgracia también es bestial la diferencia de precio. Es una pena que no haya una marca en un punto intermedio, entre Zippo elitistas, y estos "basurillas".

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  2. Alejandro1.6.21

    En estas estoy yo últimamente. A los Zippos no hay quién se arrime, queman literalmente. Empezando por la cartera. xD

    De momento he comprado dos chinos. El Star-I (bajo marca Dakota), en la última entrada de Guti sobre los IMCO en su blog lo comenté y enseñé. Me ha salido resultón por 2 euros. El segundo aún por 3 euros y peor presentado, un RASTA (decían en el estando que eran Dora) parece de peor calidad aunque salido de misma maquinaria. Algo más ligero, peores ajustes, sello de fieltro de risa en comparación...

    Pero claro, es que los Zippo "aún con gasolina" en el estanco más barato de 40 para arriba.

    Con deciros que he visto unos Clipper metálicos en negro con gradiente a gris, funcionamiento a gas clásico y sin seguro para niños, a cerca de 8 euros. Y me he llevado uno. Durar durará, me ha gustado la impresión en mano y no me viene de más. Pero ¿40 euros? ¿Estamos locos?

    Claro, que siempre nos quedará St. Dupont por ejemplo... xDDDDD

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    1. ¿Cómo es el Clipper, Alejandro? ¿Qué es el metálico de gasolina que sacaron hace un tiempo? Como sea ese has encontrado un tesoro, querido amigo.

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    2. Alejandro2.6.21

      No, es el clásico a gas, pero que sacaron por lo visto unas ediciones en metal, parecido al de gasolina en los grabados de la marca en el mismo metal y detalles así. No está mal, desde luego no tiene más presencia y peso del clásico de plástico. Es negro y conforme sube hacia arriba va haciendo un degradado a un gris metalizado enterizo, hasta el pulsador y la pantalla del quemador y llama van terminados así.

      El de gasolina estaba curioso. Pero si cuesta encontrar por mi zona algo más allá que los Zippo en gasolina... ese ni te digo. Me da que antes aparece algún clon IMCO por ahí perdido. xD

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    3. Alejandro2.6.21

      Perdón, corrijo errata: quises decir que TIENE más presencia que el de plástico clásico.

      No se ve demasiado por lo que llevo visto. En el estanco que lo compré tenían unos seis del mío. En otros he visto los de la misma familia metálicos en gas, pero los dorados, cobrizos y pulidos o cromados, más "brillis brillis". Cuestan igual, 7-8 euros según el sitio.

      El pulsador, y lo que es el encendedor y depósito de piedra, sigue siendo el clásico de plástico. Ya habrían rizado el rizo si al menos el pulsador fuera metálico también, o esas dos cosas. Pero vamos, yo al menos no he conocido nunca que un Clipper rompa por esos sitios: o lo pierdes, o lo prestas "y desaparece" o un buen día tras muchos usos resulta que falla la válvula de carga. Pero por rotura, del pulsador o del encendedor, raro. Pero es de lo poco que desentona en estos metálicos, el pulsador sobre todo.

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