Comparativa de encendedores a gasolina, ¿mejor un Zippo o un Clipper?


Hace algunos años, los encendedores a base de gasolina tenían un notable auge. No era raro: funcionaban con combustible "barato", se les podía echar gasolina, parafina o lo que fuera y, además, eran duraderos. Así que muchos fumadores los elegían para darles un brutal trote diario.

Pero las cosas han cambiado mucho: los estancos están de capa caída, las ventas ya no son lo que eran porque, por fortuna, casi nadie fuma ya, y los fabricantes de este tipo de encendedores ya no son ni la sombra de lo que eran. Ni Zippo fabrica sus encendedores a mecha y de gasolina como antes (ahora se han centrado en productos más "tecnológicos" como calientamanos) ni Clipper, inmersa en una profunda crisis, fabrica los buenos productos que hacían antaño.




Una muestra de todo esto es que, los únicos fabricantes de encendedores a gasolina realmente duraderos y robustos, los europeos de Imco (austriacos, para más señas), han tenido que cerrar hace años (o más bien, dejar de fabricar encendedores). Zippo, en realidad, nunca fue ni la sombra de lo que eran los Imco, unos encendedores bestiales y que lo soportaban todo. La fama de Zippo de encendedores robustos se la han ganado no a base de esfuerzo y de un buen producto, sino a base de publicidad, algo que los yankees saben hacer muy bien.

Ya hemos visto aquí cómo los encendedores Zippo echan agua por todas partes, son endebles y, además, ni siquiera fueron buenos almacenando el combustible, ya que la mayoría de la gasolina que uno vierte en un Zippo se pierde en forma de gases, debido a que su cierre nunca fue estanco. Es como si comprases su gasolina - que es carísima, por cierto - y la fueses tirando por la cuneta mientras vuelves a casa.

La respuesta de la firma Clipper al Zippo "de toda la vida" fue su Clipper a gasolina (así, tal como suena), un encendedor que llegó tarde a este mercado y que, encima, llegaba mal. Su forma intenta imitar a esos desastrosos e incómodos Clipper "de tubo", que ya es horrenda de por sí, lo que no ha hecho nada más que añadir otro error a su larga lista de defectos. Deberían haber aprovechado en estos encendedores para rediseñarla, pero por desgracia no lo han hecho y han perdido una oportunidad de oro.

En el resto, mientras Zippo vende variedad, Clipper es todo lo contrario, y en esta marca solo podemos encontrar dos variantes: o uno cromado, o uno en metal con terminación mate o sin brillos.


La ventaja de Clipper es que su combustible es más barato, pero solo un poco más asequible que el de los americanos de Zippo, y también ofrecen un poco más de cantidad (133 ml. los de Clipper, frente a los 125 ml. de Zippo, y unos 2,50 € de precio los primeros, frente a los 3 € aproximadamente los segundos).

Lo cierto es que, tras la desaparición de la marca Imco, que sí hacía encendedores de gasolina fantástico, elegir entre Zippo o Clipper es elegir entre lo malo o lo malo. Así que vamos a meternos en harina, y elegir de entre ellos, el que menos quebraderos de cabeza nos dé.


Zippo y Clipper a gasolina: virtudes y defectos
Por su diseño radicalmente distinto, el encendedor Zippo y el Clipper tienen numerosas diferencias que les son inherentes. Una de las principales ventajas del Clipper frente al Zippo, es su facilidad de recarga y sustitución de mecha: simplemente desenroscando la tapa de fondo, podremos llenar el depósito empapando el algodón, y sustituir la mecha, dispuesta en la parte central.

Sin embargo, el Zippo tiene también un sistema que le ofrece varias bondades. Al contrario que en Clipper, el Zippo es algo engorroso de sustituir la mecha, ya que ésta debe rodear los bloques de algodón. Pero esa es también una virtud, puesto que favorece el que la mecha se empape más, y el combustible se aproveche mejor. Además, el Zippo, al contrario que el de Clipper, no posee ninguna rosca para el depósito, sino que va acoplado y encajado al cuerpo metálico, eso hace que sea menos proclive a dañarse, y evita que el combustible se derrame y se pierda al exterior, mientras que el Clipper, al no tener ninguna carcasa externa (es el cuerpo del propio encendedor quien aloja el combustible), corre más riesgos de que se derrame y nos ensucie la ropa, o perdamos combustible sin más, sobre todo si la junta de goma, que incluye en la base, está envejecida o carcomida por el ataque de la bencina o del hidrocarburo que se utiliza como combustible para rellenar el depósito (este tipo de líquidos atacan mucho las gomas). Eso obliga también a que tengamos que andar sustituyendo su junta de estanqueidad. En Zippo no es necesario, ya que su sistema es radicalmente distinto, y usan para retener el líquido una gruesa capa de fieltro, mucho más duradera, mejor y, sobre todo, inmune a los gases y a la gasolina.


Otra diferencia que salta a la vista es la tapa de cierre superior, en este caso ambos tienen graves defectos. En Zippo es muy endeble, y la pestaña de sujeción se parte con extrema facilidad. Pero, por contra, protege nuestros dedos de la llama, y hace que podamos tener más mecha.

Clipper ha hecho un pequeño desastre con su tapa de cierre, que golpea directamente a la llama y la presiona. Mientras en Zippo la llama se extingue por falta de aire, en Clipper la llama se apaga simplemente "a golpes". Como el cilindro tiene que entrar sobre la boca de la mecha, no podemos usarla cuanto queramos, obligándonos constantemente a sacar y cortar mecha, y a recolocarla, lo que supone un notable incordio.


Por otro lado, con el Zippo podemos apagar la mecha sin temor a quemarnos, mientras que en Clipper la llama se encuentra demasiado cerca de nuestros dedos, lo que calienta todo el encendedor. Además, al estar su rascador de piedra muy pegado a la llama, todo el conjunto se recalienta. Es decir: no podemos usar el Clipper de seguido, sino que tenemos que darle un tiempo para que se enfríe, mientras que en Zippo podemos encenderlo una y otra vez. Es, por lo tanto, mucho más ventajoso, útil y práctico, el Zippo. Además, y por si todo ello fuera poco, el rascador de la piedra se encuentra incrustado en un soporte de plástico, ¿a quién, en su sano juicio, se le ocurrió la idea de poner una sujeción plástica tan cerca de la llama? Esto origina que, si dejas mucho tiempo la llama encendida, o inclinada hacia el rascador, el soporte se derrita y tengas que tirar a la basura el encendedor Clipper al completo.

Por si fuera poco, Zippo dispone de quemador y cortavientos, mientras que el Clipper carece de él. Esto hace que el calor se concentre sobre la llama, y se aproveche menos y, además, no hay ninguna protección contra el viento, por lo que la permanencia de la llama bajo condiciones adversas dependerá de lo empapada que esté la mecha, y el combustible que tengamos. En Zippo sin embargo, al disponer de quemador permite que la llama pueda permanecer encendida, protegida, más tiempo y en condiciones adversas. Además, sirve de barrera natural para disipar el calor y reducie el riesgo de quemaduras al tocarlo. En Clipper no han hecho nada de eso, han puesto la boca de la mecha, y luego que cada uno se las entienda y corra el riesgo de quemarse o no.

Pareciera que en Clipper han perseguido más el realizar un encendedor a gasolina con el diseño en tubo de sus encendedores a gas, que el ofrecer un encendedor diseñado expresamente para gasolina, y ese detalle hace que sea un producto muy deficiente en casi todos los sentidos. Zippo, sin embargo, ha diseñado desde cero un encendedor por y para gasolina, tanto es así que lleva invariable desde hace décadas, lo que demuestra lo acertado de ese diseño y lo bien hecho que está.


Ventajas e inconvenientes de los encendedores a gasolina
Terminamos esta comparativa haciendo un inciso sobre las ventajas que puede tener hoy un encendedor a gasolina, y también sus numerosos puntos negativos. Comenzando por sus ventajas, la principal es una: se pueden encender en condiciones adversas. Pero, para ello, necesitamos que tenga un buen nivel de combustible. No es extraño que estos encendedores tuvieran su punto álgido durante la Segunda Guerra Mundial, ya que el combustible era fácil de obtener por los soldados (a veces más que la comida), y cualquier "trapo" les podía servir como mecha. Por lo tanto, podían encender fuego en cualquier lugar.

Pero sus inconvenientes son tales, y tan numerosos, que eso explica también por qué, tras la contienda, los encendedores a gas, y piezoeléctricos o electrónicos, comenzaron a ocupar su lugar y a ser preferidos por el público.


Lo primero que hay que tener en cuenta ante un encendedor a gasolina es que el combustible huele, y huele mucho. Aunque adquieras el mejor combustible del mercado, si llevas el encendedor contigo acabarás con la ropa oliendo a nafta notablemente. Si lo llevas en la mochila, todo lo que metas en ella acabará oliendo de la misma manera. Además, es un olor nocivo, tóxico e irritante para las vías respiratorias, por lo que estos encendedores hay que tenerlos y llevarlos en lugares ventilados y lo máximo posible alejados de nosotros.

Por si fuera poco, funcionan con un combustible muy caro. Enormemente caro. La lata de 125ml sale por 3 €, por ese precio, tendremos para cinco o seis encendedores a gas (incluso más), que nos durarán muchísimo tiempo y más encendidos que el de gasolina. Además, si lo guardamos, el encendedor a gas tiene menos pérdidas que el de gasolina, porque esa es otra: el encendedor va evaporando gasolina aunque no se use. De forma que, aunque queramos guardarlo para un uso posterior, nos encontraremos que a los tres o cuatro días de haberlo rellenado, el encendedor se ha vuelto a quedar sin gasolina. La razón es que es un combustible muy volátil (para que pueda prenderse rápido), y eso hace que se pierda constantemente.


Otro gran defecto de los encendedores a gasolina es que son muy sucios. No son solamente sucios de mantener, al llenarlos de combustible o al ir retirándoles la mecha, sino que son sucios de usar. La piedra con la que funciona el mechero ensucia el dedo tras cada uso. Los encendedores automáticos o piezoeléctricos no tienen ese problema, ya que disponen de un pulsador.

Por si todo ello fuera poco, son caros y engorrosos de mantener. No solo se necesita combustible, sino que debemos adquirir piedras, y mechas específicas, que son muy caras. Dependiendo del uso, la mecha puede durarnos un mes o dos, tras lo cual hay que cambiarla y enrollarle una nueva, para lo que hay que desarmar todo el mechero.


¿Para quienes son útiles, pues, este tipo de encendedores? La mayoría de la gente los adquiere por curiosidad, para guardar, para coleccionar, o de adorno. En el día a día no son nada prácticos, de hecho no se pueden usar para encender pipas, ni estufas, cocinas, velas o demás, puesto que inclinados la mecha se ladea y se apaga con facilidad. Para encender ese tipo de cosas en el mercado existen encendedores más útiles, alargados, o encendedores de tipo "jet" (con el gas que sale a presión).

Por todo ello, los encendedores a gasolina son poco prácticos, sucios, engorrosos, y encima caros de mantener. Serían en parte útiles para aquellas personas que pueden disponer de gasolina gratuita y a mano, que no les preocupe sus humos y su olor, y que puedan acceder a las caras mechas (o hacerlas ellos mismos) sin problemas. Para el resto de personas, y en el día a día, son muy poco o nada aconsejables.



| Redacción: Duraderos.cc / Duraderos.blogspot.com

2 comentarios :

  1. Ese Clipper no pinta nada bien, bueno, lo confirma la reseña. Los Zippo, ya lo comenté, a mi me han salido buenos. Lo cual no quita que sean sucios y engorrosos como decis. Lo suyo sería un mechero recargable de gas que fuera duradero, pero no hay ninguno. No quedará otra que acudir a modelos vintage.

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    1. Pues sí, tienes mucha razón. Como en tantas cosas, es curioso que los productos de hace décadas sean mucho mejores que los de ahora. O al menos más duraderos sí que eran.

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